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Fue una final que se jugó a las patadas. El juego brusco predominó en el choque España-Holanda y sólo la pésima actuación del árbitro inglés Howard Webb hizo que únicamente el holandés Heitinga viera la tarjeta roja. Hubo siete amonestados naranjas (28 faltas en total) y cinco del lado español (19 infracciones).
Las fotos que demuestran el juego brusco: