Silencio. Ni cinco caracteres en su cuenta de Twitter ni diez palabras en su programa de TV. A Marcelo Tinelli, el escándalo de la FIFA y sus derivaciones no le merecieron comentarios públicos. Y a la par, su perfil de candidato a presidente de la AFA sufrió una repentina baja de tensión. ¿Estrategia? ¿Prudencia? ¿O temor a que su vieja relación con Alejandro Burzaco, el ex CEO de Torneos ahora buscado por la Interpol, lo salpicara también a él? A veces, la lluvia de costado es la que más moja.
Brindis con malbec. El entorno del vicepresidente de San Lorenzo se apuró ayer a desmentirle a este diario lo que los comunicados de prensa emitidos resaltaban en octubre del año pasado: que Burzaco y Tinelli tienen intereses comerciales en común en “Lorenzo de Agrelo Vineyards”, la bodega de la que el conductor de TV es socio. Más: dos fuentes vinculadas a él le aseguraron a PERFIL en off the record que Burzaco forma parte de esa sociedad de manera concreta.
En la noche del lanzamiento de “Fede”, el primer vino de la bodega –que Tinelli presentó junto a sus socios Hernán De Laurente y el arquitecto norteamericano Young Woo–, el nombre de Burzaco brilló en ausencia: la propia empresa hizo figurar su apellido como uno de los primeros en comprar terrenos en el predio de 819 hectáreas ubicado en Agrelo, en las afueras de la ciudad de Mendoza. No se hablaba de monedas: cada uno de los 50 lotes de cinco hectáreas destinados a la venta se valuaban en un millón de dólares. El emprendimiento, mezcla de proyecto inmobiliario y viñedos, desató en Mendoza una polémica que incluyó un Jury de enjuiciamiento a un funcionario provincial por haber entregado permisos de perforación en medio de una crisis hídrica colosal. Burzaco figuró junto a Daniel Awada –empresario dueño de Cheeky y cuñado de Mauricio Macri– como los primeros amigos en adquirir terrenos allí, incluso antes de su puesta en venta.
De nada de eso hablaban Tinelli y Burzaco en los picados de fútbol que solían compartir en los veranos de Punta del Este, como demuestran las imágenes que ilustran este artículo. La relación entre los dos creció como la de dos colegas del negocio de medios, pero se afianzó definitivamente con el fútbol como vaso comunicante. Fue Burzaco quien auspició el ingreso de Tinelli al Fútbol para Todos en el verano de 2014, cuando Torneos ya había recuperado margen de maniobra en el manejo de la producción de las transmisiones.
Después de las idas y vueltas que derrumbaron esa posibilidad, Tinelli cargó repetidamente en “Showmatch” contra Jorge Capitanich, entonces jefe de Gabinete, acusándolo de haber sido el responsable de abortar el proyecto. Unos meses más tarde, su amigo Burzaco por fin pudo conseguirle un trabajo: en septiembre lo impulsó a ser el nuevo secretario de prensa de la AFA, ya en la gestión de Luis Segura como presidente.
Fue Burzaco quien auspició el ingreso de Tinelli al Fútbol para Todos en el verano de 2014.
Jerarcas. Resistido por la vieja guardia grondoniana, o lo que queda de ella, Tinelli observó esta semana cuán empedrado puede ponerse su camino hacia el sillón principal de la calle Viamonte. A los dirigentes tradicionales no les cae simpático que el empresario quiera hacer valer un ardid jurídico para poder presentarse a la elección de octubre, a pesar de no contar con los cuatro años de dirigente que le exige el estatuto. Hasta hace unos días, Tinelli insistía con que un grupo de juristas avalaba su postulación, y que de ser necesario llevaría la cuestión a la justicia. Pero el escándalo FIFA, que dejó al fútbol patas para arriba, le puso pausa a su ganas. Al menos por unas semanas.
Dentro de la AFA, uno de los aliados del conductor es Eduardo Spinosa, presidente de Banfield. También lo era Daniel Angelici, antes de irse de Viamonte a los gritos. El caso de Segura es diferente; golpeado políticamente por la denuncia de Estados Unidos contra Julio Grondona, el presidente de la AFA está más débil ahora que cuando asumió, hace menos de un año. Pero Segura necesita a Tinelli para llegar a octubre. Y por eso le dio facultades amplias en el área de prensa, que el animador televisivo reformó a su gusto. Eso significó la contratación de alrededor de diez periodistas y la refacción de una sala del séptimo piso del edificio de Viamonte, donde funciona la redacción. En esa tarea de acaparar territorios, con el único que no pudo Tinelli fue con Tata Martino: el entrenador de la Selección le dijo que no en la cara cuando quisieron remover de su puesto a Nicolás Novello. Tinelli pretendía colocar allí a alguien de su confianza, pero el argumento de Martino fue irrebatible: ¿para que tocar lo que funciona bien?
Pero no será por ese “no” de Martino que Tinelli no verá el partido entre Argentina y Bolivia en San Juan esta noche; el secretario de prensa de la AFA eligió Berlín como destino de fin de semana, para presenciar la final de la Champions League. En ninguno de los dos estadios estará su amigo Burzaco, a pesar de que ambos partidos serán televisados por canales que él antes controlaba. Paradojas.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.