viernes 26 de abril del 2024

Merlo y River: universos paralelos

La historia del club del oeste permite comprobar el abismo que lo separa de su rival de hoy. Los escasos puntos en común entre uno y otro.

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Allá por 1975, River vivía horas de gloria. Eran tiempos de Angel Labruna como DT y figuras como un joven defensor llamado Daniel Passarella, con las que, arrasando en los dos torneos locales de la temporada (el Metro y el Nacional), el club cortaba una increíble racha de 18 años sin títulos. Pero no sólo en Núñez dejaban atrás por entonces un largo período de sequía futbolística.

También en 1975, efectivamente, un modesto club de la zona oeste del Gran Buenos Aires festejaba a lo grande en el campeonato de Primera "D", a cuyo término lograría su primer ascenso luego de participar con muy escaso éxito desde 1956 -es decir durante 19 temporadas- en esa cuarta y última categoría del fútbol de la AFA no mucho antes llamada "Primera de Aficionados" y anteriormente "Tercera de Ascenso".

Aquel humilde club, que desde entonces y hasta 2009 alternaría entre la "C" y la "B" Metropolitana, había sido fundado un 6 de octubre de 1954 con el nombre de "9 de Julio". Aún llamado así, promediando los '60 daba a luz futbolísticamente a Carlos Pinasco, centrodelantero que en la década siguiente luciría en Primera los colores de Argentinos Juniors, San Lorenzo, Platense y All Boys.

Por lo demás, no había mucho para destacar en 1975 sobre la historia futbolística de aquel equipo que, tras ser bajo su denominación original un abonado permanente a los últimos puestos en la más baja categoría del ascenso, venía teniendo ya algunas actuaciones destacadas allí desde 1968, luego de evitar a comienzos de ese año ser desafiliado por la AFA debido a no tener cancha ni casi tampoco socios.

Precisamente a fines de evitar esa desafiliación, después de terminar último en su zona en 1965, 1966 y 1967 aquel club había dado un paso fundamental para su despegue futbolístico, consiguiendo que la intendencia de Merlo le cediera un terreno en el que rápidamente pasaría a jugar sus partidos como local. Ello importó un compromiso de su dirigencia: a partir de allí, la entidad debía representar a la localidad.

Así fue que, bajo la presidencia del Dr. Osvaldo Clemente Maradona -nada que ver con Diego-, un 22 de febrero de 1968 el humildísimo "9 de Julio" pasó a ser el "Club Social y Deportivo Merlo" que este sábado, tras poco más de dos años en la principal categoría de ascenso, enfrenta por primera vez a un River con el que, está claro, no tenía prácticamente nada en común en 1975 salvo por esas alegrías que uno y otro vivían tras mucho tiempo esperándolas.

Para el Depo, esa espera se alargó hasta enero de 1976, cuando luego de un extenuante campeonato terminaba primero junto con Tristán Suárez la ronda final por el ascenso y se aseguraba una de las dos plazas para la "C" en disputa. Aquel equipo, que tras igualar 1-1 perdería por penales el partido de desempate por el primer puesto y el título, tenía como arquero a Angel Arnaldo Orión, padre del actual arquero de Boca.

Ya en su nueva categoría, el club bonaerense se haría conocer por un detalle bien riverplatense, al ser dirigido entre 1976 y 1978 por una verdadera gloria de los Millonarios: José Manuel Moreno.

Vinculado a la entidad por su condición de vecino de la zona, donde se había afincado años antes ya cansado de conocer mundo y fama, El Charro, quien según muchos fuera el mejor jugador de la historia del fútbol argentino, legaría al Deportivo no sólo su sabiduría, sino incluso ese apodo que había obtenido tras su exitoso paso por tierras mexicanas y con el que había bautizado la hermosa quinta en la que vivía.

Aún sobre el final de su vida, en esos años en que el equipo del oeste se afirmó en la "C" bajo su guía y llegó a pelear el título contra grandes de la categoría como Español o Sarmiento de Junín, Moreno dio así otra muestra de ese insuperable carisma que lo había hecho ídolo de multitudes. Y es que ya a partir de entonces, por su sola presencia al frente del equipo, Merlo y sus jugadores serían por siempre Los Charros.

Para colmo, el mismísimo estadio del club lleva el nombre de "José Manuel Moreno" desde 1978, año en que aquel inolvidable crack de la Máquina riverplatense de los '40 murió apenas meses después de dirigir por última vez al conjunto de la banda azul sobre fondo blanco. Esa que, junto con el recuerdo agradecido hacia el Charro y aquellas alegrías de 1975, era hasta ahora lo único que podía emparentar a River con un club que, sin dudas, encara hoy el partido más importante de su historia.