martes 19 de marzo del 2024

Cuando tener la pelota ya no es garantía

En Rusia, el dinamismo y las defensas sólidas superaron al “tiki tiki”. El efecto Guardiola y la globalización de las ideas. Cómo serán los planteos del futuro.

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Fue el Mundial de las sorpresas. De las pelotas paradas. De los arqueros. De la tecnología. Pero también fue el Mundial del fin al culto a la posesión de pelota. En los estadios rusos, tener la pelota no implicó ser superior ni mucho menos ganar los partidos: lo comprobaron y lo sufrieron España, Alemania y Argentina, tres de las potencias que se despidieron rápido.

La novedad, sin embargo, fue que muchos equipos resignaron la pelota pero no el ataque. Lo que parece una contradicción intrínseca, en Rusia se convirtió en un método destacado: así lo remarcó el jueves el Grupo de Estudios técnicos de FIFA, que en conferencia de prensa hizo un balance táctico de lo que dejó esta Copa del Mundo que ya termina.

Para este grupo de entrenadores –conformado por el escocés Andy Roxburgh, el holandés Marco Van Basten, el brasileño Carlos Alberto Parreira, el serbio Bora Milutinovic y el nigeriano Emmanuel Amunike, todos encargados de elegir mañana al mejor futbolista de Rusia 2018– la influencia de Josep Guardiola fue determinante en el desarrollo de los planteos tácticos de muchas selecciones. “Pienso que en Europa, el efecto de Guardiola, primero en Barcelona, luego en Bayern Munich y finalmente en Manchester City, ha tenido un impacto en mucha gente, jugadores y entrenadores”, dijo Roxburgh.

Hay algo de globalización de la cultura futbolera en esa lectura de Roxburgh. Porque la mayoría de las selecciones, sean potencias o no, confluyeron en esquemas e ideas de juego similares. Ya no hay estereotipos, con todo lo bueno y lo malo que eso implicaba. Los ingleses no solo tiran centros. Los alemanes no apuestan todo a sus tanques. Los uruguayos no solo muestran garra. Hay cierto consenso en cuidar la pelota, incluso entre los que prefieren no tenerla. Porque tenerla, para algunas selecciones, no fue garantía: ahí está el ejemplo de España, que contra Rusia dio 1.006 pases, el número más alto en un partido desde 1966, pero apenas pudo anotar a través de un gol en contra. Y luego quedó eliminada por penales.

Quizás ese partido entre españoles y rusos representó una bisagra histórica, un sacudón para replantear algunas cuestiones a futuro, tanto para los ibéricos como para los otros equipos que se sintieron interpelados por las distintas fotos del muro ruso contra el fulbito español. “En 2010 y 2014 había muchos jugadores que había entrenado Guardiola. Antes la posesión era muy importante, pero en este Mundial hemos visto que equipos como Suecia, Suiza, Dinamarca o Islandia defendieron en espacios muy reducidos. Al día de hoy, es casi imposible moverse entre las líneas”, resaltó Van Basten.

El Mundial de Rusia quizás no sea el fin de la posesión, sino el fin de la posesión intrascendente. De la lateralización exasperante. Del retroceso sistemático con pelota dominada. “En muchos partidos la defensa estaba muy cerca del área y no había espacios. Ha habido defensas fuertes y bien organizadas. Messi, Ronaldo o Neymar tuvieron problemas para penetrar en las defensas. Cada vez se juega en espacios más reducidos”, analizó el histórico Bora Milutinovic, quien sugirió recordar cómo se jugaba en los 60 para romper esas barreras: “A mí, mi entrenador me enseñó que cuando recibes debes ir para adelante y llegar al área y al gol lo más rápido posible”.

La teoría de Milutinovic tiene ejemplos prácticos: lo que hicieron Francia o Bélgica durante todo el Mundial. Tal vez en esas selecciones, en ese modo de jugar, esté el fútbol del futuro.

Corners, tiros libres y hasta laterales. Una de las imágenes que deja este Mundial es el tren inglés en cada córner, una de las armas letales de la selección de Southgate este mes. La pelota parada ha sido determinante en Rusia, coincidieron en el Grupo de Estudios Técnicos de FIFA. Otro punto negativo para Argentina, que no hizo ni un gol de esa manera.

De los 161 goles de Rusia 2018, 71 fueron a través de esa vía, lo que representa el 44%: 27 fueron de córner, 6 de falta directa, 14 de falta (en base a un centro que terminó en gol), 21 de penal y 2 de laterales. Ahí también hubo una novedad: muchas selecciones utilizaron los saques de banda como semi córners.

El escocés Roxburgh destacó el dato de que hubo un gol cada 30 corners en Rusia, un porcentaje mayor que el gol por cada 45 saques de esquina de la Liga de Campeones.

El grupo de técnicos subrayó también que el uso de la tecnología ayuda a que produzcan más goles por esos canales. Según esa teoría, el VAR bajó la cantidad de empujones y agarrones en el área, algo habitual cuando había jugadas con pelota detenida.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.