jueves 02 de mayo del 2024

Tiene cara de nene y puede callar un estadio

Paulo Dybala es la figura de Instituto y la carta de gol en el choque ante el Millonario. Sus amigos, el salto a la fama y la muerte de su padre.

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Esta tarde, la B Nacional tendrá uno de los partidos más importantes del año. River Plate, el escolta, recibirá al puntero Instituto de Córdoba en un duelo clave. Uno de los personajes en los que se depositarán todas las miradas cuando pise el campo de juego del Monumental será Paulo Dybala, el juvenil de la Gloria que con sólo 19 años se transformó en uno de los jugadores con mayor proyección del fútbol argentino.

Previo al trascendental encuentro, Dybala recibió al diario PERFIL en la intimidad de su departamento –ubicado en el coqueto barrio de General Paz– rodeado de familiares y amigos, y contó cómo vive este momento. “Estoy atravesando un sueño, algo mágico, difícil de explicar”, comienza el diálogo el juvenil. “Se me dio todo en muy poco tiempo e intento disfrutarlo al máximo, porque sé que esto no es algo de todos los días”.

Paulo intenta explicar lo que pasó en los últimos seis meses, pero le cuesta encontrar las palabras. Saltó de jugar en la quinta de Instituto a ser la máxima figura del equipo, y les disputa el puesto de goleador a “pesos pesados” de la categoría, como Cavenaghi o Castillejos. Además terminó el secundario, abandonó la pensión, compró su primer auto, firmó contrato de exclusividad con Nike y se lo disputan los equipos más importantes de Europa.

“Fueron muchas cosas, pero tengo que estar tranquilo, mantener los pies sobre la tierra y saber que aún no logré nada. El gran objetivo es el ascenso con Instituto, y no debo perderlo de vista. No me olvido de dónde vengo. Dejé la pensión, pero vuelvo siempre porque ahí tengo muchos amigos que tienen los mismos sueños que yo. Con los chicos comemos algo y jugamos un rato a la Play o al ajedrez”, relata.

“Paulo, pasá el mate que no es un micrófono”, apura Mariano, uno de los hermanos del goleador, mientras mira un partido de la Copa Libertadores por televisión. Paulo sonríe pícaramente, termina el amargo y retruca: “No te quejes, que cuando vos lo agarrás no lo largás más”.

La familia, lo primero. La vida le dio un duro golpe al juvenil, que con sólo 15 años sufrió la muerte de su padre Adolfo. Por eso Alicia, la mamá, se transformó en su principal sostén y fue ella quien lo impulsó a no dejar el fútbol. Emocionado y con la voz entrecortada, Paulo no duda en calificar los días posteriores del fallecimiento como “los más difíciles de mi vida”. Luego, el apoyo de la familia fue fundamental. “Con la ayuda de ellos de a poco fui superando la pérdida. Me hubiera gustado que mi viejo viera las cosas lindas que me están pasando y poder disfrutarlo todos juntos en familia, pero bueno, él no está, se me fue y tengo que asumirlo. Yo sé que me apoya desde arriba y que está disfrutando este momento con nosotros”.

Ahora, cada vez que puede, Alicia cierra un ratito la quiniela familiar en Laguna Larga, la cuna del crack, y recorre casi 60 kilómetros para alentar a su hijo cuando juega de local en Alta Córdoba. El delantero, agradecido.

La fama. Los goles no llegaron solos. Decenas de jóvenes esperan que termine cada entrenamiento en busca de un recuerdo con el ídolo. Paulo acepta contento y dedica más de media hora a firmar autógrafos, ante la mirada atónita de sus compañeros. “Cómo me voy a negar, si cuando yo era chico siempre era de los primeros que iban a pedir una firma o una foto a los jugadores que en ese momento estaban en Primera. No puedo darme el lujo ahora de decir que no, si yo también lo viví”, señala.

Franco. El destino le hizo un guiño a Dybala, cuando la lesión del Monito Fernández, el delantero que llegó desde Tucumán para ser titular, obligó a Darío Franco a buscar variantes. El DT apostó por el juvenil y lo hizo debutar el 12 de agosto del 2011 frente a Huracán de Tres Arroyos.

Su primer gol llegó una semana después ante Aldosivi, y desde ahí no paró de jugar. “A Franco le estaré agradecido de por vida. Me habla mucho. A veces me llama para mostrarme videos propios y me indica qué debo mejorar. Yo soy chico y lo escucho, porque sé que es un conocedor y cada consejo que me da es por mi bien”.

Esta tarde Dybala va a vivir otro de sus sueños: jugar en el Monumental, nada más ni nada menos que contra River Plate, ese rival que buscó apenas agarró el fixture por primera vez. Ese equipo del que todos hablan. El, como toda su vida, sigue corriendo detrás de una pelota; así es feliz.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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