Jugar en el Barcelona y cumplir los objetivos implica que la temporada de sus futbolistas se alargue más que la del resto. Así fue la 2014-2015, donde el club catalán llegó al último partido de cada competencia en la que participó, y como frutilla del postre, se quedó con la triple corona.
Y si encima a esos más de 60 partidos se le suma la Copa América con apenas unos pocos días para festejar y cambiar el chip, todo se vuelve más desgastante.
Y en el caso de Messi esto se multiplica por la presión que significa ser el mejor del mundo y que todo un país (y más también) esté esperando siempre una genialidad que resuelva los partidos y los campeonatos.
La derrota en la final y las posteriores críticas también cansan y hasta pueden llegar a tapar un poco una temporada que hasta antes de viajar a Chile era para enmarcar.
Luego vino el problema de salud de su mujer Antonella Rocuzzo, que significó un susto para la familia, que por suerte no pasó a mayores. Después de tanto desgaste, Lionel Messi merecía un descanso, y allí está disfrutando de las paradisíacas playas de la Islas Turcas y Caicos en el Caribe, recargando las pilas para nuevos objetivos, aunque sean siempre los mismos: ganar todo.