viernes 26 de abril del 2024

Maria Sharapova y la corriente letona

La tenista rusa dio positivo en un control antidoping por la droga Meldonium. Qué efectos causa y por qué prohibieron la sustancia este año.

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Letonia es un pequeño país del Mar Báltico, de menos de dos millones de habitantes, que antiguamente formó parte de la extinta Unión Soviética. En Riga, su capital, se encuentra la firma farmacéutica Letonia Grindeks, fabricante exclusiva del Meldonium. Producto comercialmente conocido como Mildronate, ha sido una de las invenciones más significativas de la ciencia letona. Saltó a la fama, en estos días, por ser la droga responsable del doping positivo de la tenista rusa Maria Sharapova.

El sector de conferencias del mítico estadio de Twickenham de Londres fue el escenario donde, hace menos de una semana (9 y 10 de marzo), se llevó a cabo la cumbre “Tackling Doping in Sport” 2016: un evento anual, en materia de dopaje, que reúne a las federaciones deportivas nacionales e internacionales. Cómo no podía ser de otra manera, la vedette de la reunión fue justamente el Meldonium.

El científico letón Ivars Kalvins inventó la droga, a mediados de los años 70, cuando Letonia todavía no era una república independiente y la Unión Soviética dirimía lo que después se conoció como la guerra ruso-afgana. En una entrevista al diario letón Diena, treinta años después, Kalvins confirmó que en esta contienda bélica, en el macizo asiático de Hindu Kush (con 100 picos montañosos de más de 6000 metros) en pleno centro de Afganistán, se dieron las primeras experiencias de uso del Meldonium, en seres humanos, con una finalidad ergogénica: aumentar la resistencia aeróbica de las tropas, en un escenario de hipoxia.

El paso del tiempo popularizó el uso del Mildronate, al probarse efectivo para tratar (en menor o mayor medida) la insuficiencia cardíaca, el infarto agudo de miocardio, las arritmias, la aterosclerosis, la diabetes y, secundariamente, la impotencia sexual en los varones. Su comercialización no está permitida en Europa y en los Estados Unidos, pero sí es de venta libre (y a un bajo costo) en el mostrador de cualquier farmacia rusa o de los países bálticos: siendo popularmente conocido en los grupos de estudiantes por mejorar el flujo sanguíneo y disminuir los efectos del estrés. Al fin de cuentas, el Meldonium ha demostrado ser tan productivo para favorecer la circulación en el cuerpo humano, como útil para incrementar la balanza comercial letona: con una facturación anual en ventas de 65 millones de euros en 2013.

Curiosamente recién a partir del 1 de enero de 2016 y justo en el medio de la lucha de poder que se desató en el mundo del doping entre Occidente y los países del ex bloque soviético, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) prohibió su utilización. El año pasado, ya vislumbrando que iría a tomar esta decisión, había ubicado al Meldonium en su lista de sustancias monitoreadas: no estaban prohibidas pero sí siendo evaluadas. En ese lapso de tiempo “Partnership for Clean Competition”, una organización sin fines de lucro (ONG) conformada por la Agencia Antidoping de los Estados Unidos, el Comité Olímpico norteamericano y ciertas ligas de los deportes profesionales (dicho sea de paso, muchas de ellas se toman licencias a la hora de respetar los lineamientos de la AMA) financió un estudio para demostrar la proliferación de Meldonium en deportistas.

En el transcurso de un año se investigaron 8.300 pruebas de orina al azar y anónimas de atletas de diferentes deportes y detectaron restos positivos en 182 casos. El porcentaje de 2,2 % duplica el valor, comparado con la tasa de pruebas positivas de cualquier otro fármaco de la lista de sustancias prohibidas.

A comienzo de este año, cuando se incorporó dentro de la lista de no permitidas, se clasificó como una sustancia del grupo S4: con las hormonas, sus símiles sintéticos y los moduladores metabólicos. La droga actúa, a nivel farmacológico, interfiriendo con la enzima gamma-Butirobetaína Dioxigenasa (última de la vía biosintética de la L-Carnitina), mejorando la tolerancia a la carga física y facilitando el proceso de recuperación: actuando directamente sobre el consumo de oxígeno.

Confirmado el caso, Sharapova salió al cruce de los comentarios e hizo pública su situación. Dijo que venía tomando el medicamento desde hacía diez años: por una deficiencia de magnesio y antecedentes familiares de diabetes. Como era de esperarse, la tenista rusa no fue la única detectada: desde comienzo de 2016 varios atletas han sido suspendido por consumo de Meldonium, no casualmente todos de locaciones cercanas a Letonia. Entre ellos: Abebe Aregawi, campeón del mundo en 1.500 metros en 2013; Endeshaw Negesse, el campeón de 2015 del maratón de Tokio; dos triatletas ucranianos Olga Abramova y Artem Tyschcenko; Eduard Vorganov, un ciclista ruso; dos patinadores rusos, Semion Elistratov y Pavel Kulizhnikov, un luchador Pescante de Modzmanashvili de Georgia, una medalla de plata olímpica en lucha libre y Ekaterina Bobrova, una bailarina de hielo ruso.

Sharapova fue suspendida provisionalmente por la Federación Internacional de Tenis y está a la espera de que el Tribunal dicte sentencia (que probablemente ronde los dos años). Asumió su error y se reconoció negligente al momento de informarse sobre las mudanzas anuales en materia de doping. Algunos de sus principales patrocinadores, entre ellos Nike, huyeron rápidamente y cortaron cualquier tipo de contacto. Otros como Head, proveedora de raquetas, anunciaron que permanecerán a su lado y esbozaron un intento de defensa, aunque sonase inconsistente.

“Sería correcto decir que la confianza del público en el deporte se hizo añicos en 2015, como nunca antes. Hay una sensación general de que están todos en la misma -dijo Craig Reedie, presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, en Tackling Doping in Sport- tuvimos sesenta o setenta atletas que sufrían de enfermedades del corazón y tuvieron que tomar esta sustancia”. Para los deportistas, justificar el consumo con argumentos inverosímiles no hace más que incrementar la corriente porque ya lo dice el refrán: “Cuando el río suena, agua lleva”.