Ganar el clásico del país en el último minuto es algo memorable. Empatarlo no lo es tanto, pero si se logra con un jugador menos y con el gol de cabeza de un petiso, es incluso mucho mejor. Así sucedió en el duelo entre Nacional y Peñarol, en Montevideo.
Con dos goles de Diego Polenta, ambos de penal, Nacional vencía 2-1 a Peñarol, que había igualado transitoriamente con un tanto de cabeza de Matias Aguirregaray. Como si fuera poco, a tres minutos del final del encuentro, los Manyas se quedaron con diez por la expulsión de Diego Rodríguez.
Y a los 94 minutos se dio el milagro para el Carbonero: un cabezazo (con la nuca) de Marcel Novick, que tan solo mide 171 centímetros, decretó el 2-2 final y la locura de los jugadores.
En las tribunas era tal la euforia y la alegría que un abuelo no tuvo mejor idea para festejar que bajarse los pantalones y dedicarles el empate a los clásicos rivales agarrándose la entrepierna.
Mirá el resumen del partido:
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