El 23 de junio de 1968, tras una avalancha generada en la Puerta 12 del estadio Monumenta de River murieron 71 personas en lo que es la peor tragedia en la historia del fútbol argentino. Y entre los miles de hinchas millonarios que estuvieron presente en ese fatídico superclásico que terminó igualado sin goles, se encuentra el socio vitalicio de la institución, Jorge Gallego, a quien todavía hoy, según confiesa a 442, le provoca mucho dolor recordar ese momento que vivió junto a su padre, Benedicto.
“"Mirá qué manera más horrible de debutar en un súper clásico. Yo tenía 18 años y, como cada vez que River jugaba de local, fui a verlo de la mano de mi viejo, Benedicto, que era mucho más fanático que yo. Lo vimos desde la platea que mi viejo había comprado en la San Martín media cuando se construyó el Monumental y a la que todavía hoy sigo yendo. Por eso, tuvimos la suerte de estar muy lejos de la tragedia que se desató tras el partido”, explica quien al igual que su padre, también supo ser dirigente del club.
“Sinceramente, del accidente no vimos nada, porque después del partido nos fuimos al estacionamiento interno del estadio a buscar el auto y salimos disparados para nuestra casa para evitar la salida de la multitud. Apenas llegamos mi vieja salió como loca hacia el auto, preguntándonos cómo estábamos y con mi viejo no entendíamos porqué estaba tan preocupada y gritaba tanto. Pero cuando nos contó lo que había escuchado por la radio y que habían muerto un montón de hinchas, no lo podíamos creer. Por suerte, la sacamos barata, pero lamentablemente murieron 71 personas y, tranquilamente, mi viejo y yo podríamos haber muerto. Fue una desgracia con suerte para nosotros, pero una locura por todos los que murieron”, agrega.
“Lo único que me acuerdo del partido en sí es que no fue muy bueno y la gran avivada de Amadeo Carrizo ante un jugador de Boca que creo que era Pianetti que se fue solo hacia el arco y cuando estaba cerca del área, Carrizo le hizo señas de que mirara al línea porque supuestamente estaba en off-side, y cuando éste se dio cuenta de que era mentira, Carrizo ya tenía la pelota en su poder. Fue lo más entretenido de ese súper clásico que, tristemente, terminó en la peor tragedia en la historia del fútbol argentino.
Por último, al ser consultado sobre los 8 años del regreso de River a la Primera División que, curiosamente, se cumplen hoy, reconoce que fue el momento más duro de los más de 60 años que lleva viendo al equipo. “Fue el peor trago amargo que me tocó vivir con River, a quien, gracias a mi viejo, lo vengo siguiendo desde que tengo 8 años, hoy tengo 70. Fue durísimo para todos los hinchas, a punto tal que en la primera rueda no lo fui a ver nunca de local, por el dolor que tenía. Pero, por suerte, nos recuperamos enseguida y al año siguiente estábamos nuevamente en donde siempre debimos estar”, concluye.