Como tantos equipos de fútbol que se armaban en la época, la fecha elegida se hizo por el voto mayoritario de los muchachos que integraban ese grupo: crear un club que se dedicara al nuevo deporte y había invadido todas las ciudades argentinas y muchísimos pequeños pueblos. En los barrios porteños se aprendía a jugar aceleradamente y no importaba sobre qué superficie. Los desparejos adoquines, las calles de tierra, la enorme cantidad de terrenos baldíos disponibles, algunas plazas en los lugares más céntricos, daba igual la cancha o el espacio, había que jugar y aprender para superar a los maestros ingleses.
En esa fiebre de futuros cracks y nuevos equipos, los grandes clubes del fútbol argentino se forjaron entre 1890 y 1920, con algunas mínimas excepciones: Gimnasia y Esgrima La Plata se fundó en 1887, pero su sector “fútbol” apareció en 1901 y comenzó a participar oficialmente en 1905. La elite criolla lo concibió a imagen y semejanza del GEBA porteño. Dos años después nació Rosario Central gracias al impulso de empleados y obreros británicos del ferrocarril que había llegado pocos años antes. El club nació el día de Nochebuena de 1889 y su nombre en castellano lo adoptó en 1903.
En ese período 1890-1900 nacieron varias entidades vinculadas a la colonia británica como Banfield, Lanús United, Barracas Athletic, Lomas Athletic, el English High School, Belgrano Athletic y Quilmes o también a la aristocracia argentina como Estudiantes de Buenos Aires y Argentino de Quilmes, por oposición a la presencia inglesa en la ciudad del sur bonaerense.
Hubo nacimientos fueron muy variados. Unos tuvieron origen ferroviario como Ferro Carril Oeste, Instituto de Córdoba, Talleres de Remedios de Escalada y su homónimo cordobés, Central Córdoba de Rosario y de Santiago del Estero, Central Norte de Salta y de Tucumán y una larga lista más. Otros se fundaron gracias a los colegios de la época como Newell’s o Huracán, a seguidores de un sacerdote como San Lorenzo de Almagro o Patronato de Paraná, a muchachos reunidos en plazas o casas de zonas humildes (Atlanta, Vélez y Boca), a empleados de tiendas comerciales como Independiente, gente de mayores ingresos pero picada por el bichito del fútbol (Racing y Lanús), jóvenes con ideas políticas definidas (Argentinos y Chacarita Juniors), escisiones de otros equipos (Estudiantes de Gimnasia LP), fusiones de clubes (River) y hasta hubo uno que nació gracias a una carrera de caballos.
El club que tuvo su origen en una competencia equina está cumpliendo 115 años de vida el 25 de mayo. En realidad, la carrera que ganó el caballo Gay Simon les permitió a un grupo de casi adolescentes (entre 15 y 18 años) embolsar 445 pesos que repartió el potrillo a razón de 85 pesos por cada uno de los cinco boletos que jugaron. Eran pibes que se juntaban en el cruce de Posadas y Callao, muy cerca de la estación Retiro. La carrera ocurrió al inicio de 1905 pero fijaron el día fundacional al 25 de mayo y le pusieron Platense, en homenaje al nombre del stud que era propietario del caballo ganador.
Platense nació gracias a un caballo de carrera, algo que lo distingue, pero también posee otro elemento diferente al resto: su camiseta es blanca con una banda horizontal marrón o con vivos marrones, algo que ningún otro cuadro del fútbol argentino tiene más allá de Atlas y Juventud Antoniana de Salta, que coquetean con el marrón pero junto con otros colores. En aquel inicio, los chicos no tenían plata para las camisas abotonadas de moda y resolvieron usar las camisetas comunes, algo que provocó la primera división: el presidente Viviani y varios fundadores se fueron por disconformidad con la vestimenta y crearon el Club Kimberley de Villa Urquiza.
Encima, el apodo es insólito: son los “Calamares” para todo el mundo. El sobrenombre llegó en 1908, cuando se dieron maña para inaugurar su primera cancha en terrenos inundables en la ribera del Río de la Plata, donde la futura Avenida del Libertador era solamente la calle Blandengues en el cruce con Manuela Pedraza y hacia el este quedaba el agua marrón y la inundación segura ante cada lluvia y el desborde de los arroyos que desagotaban en él. Llovía o subía el agua, los pibes de camiseta blanca se embarraban siempre, un periodista los vio una tarde y escribió que parecían “calamares en su tinta” porque salían embadurnados de marrón después de cada lance.
Afiliación a la primitiva Asociación Argentina en 1909 y debut oficial en 1910 en segunda categoría. Tres años en el ascenso y promoción a Primera para 1913, junto con Ferro y Boca porque había que ampliar la cantidad de equipos en la A. Inicio de buenas campañas, el segundo puesto en 1916 con triunfo sobre el campeón Racing (1-0 con gol de Manuel Fraga) aceleró la idea de mudarse a algún lugar mejor y en 1917 se inaugura el famoso escenario de Manuela Pedraza y Crámer, que se mantendría hasta 1971 cuando el club fue desalojado por no pagar el alquiler.
Platense se siguió diferenciando del resto. Para 1921, un conflicto estalló en las elecciones internas y no hubo acuerdo. Un grupo de dirigentes resolvió irse y crearon otro Platense. Como el fútbol se había dividido en dos asociaciones en 1919, el Platense más fuerte estaba ya ubicado en la Asociación Amateurs y el nuevo, también llamado Platense, se quedó en la erosionada Asociación Argentina donde compitió durante cinco años, entre 1921 y 1925. Luego cambio su nombre a Universal, finalmente fue Retiro y desapareció.
La explosión del fútbol en los años veinte lo encontró bien parado en la cancha porque fue tercero tres veces (1924, 1925 y 1926) y puso varios jugadores en la Selección Nacional. Además, integró el grupo de 18 clubes que crearon la Liga Profesional en 1931, manteniéndose en Primera A durante 43 temporadas consecutivas, entre 1913 y 1955. Primer descenso con nueve años en la vieja Primera B y regreso para 1965, con la cancha de Manuela Pedraza y Crámer dada vuelta: los arcos dejaron de estar sobre Pedraza y Tamborini para posicionarse sobre Amenábar y Crámer, con campo de juego más amplia y cómodas tribunas de madera. El descenso de 1971 fue único: perdió al mismo tiempo la categoría y el querido estadio.
Navegó casi nueve años por distintos escenarios y estrenó su nuevo hogar en la vecina Vicente López, en julio de 1979. En el medio ganó el ascenso de 1976 y empezó con su manía de salvarse del descenso con el recordado desempate contra Lanús en el Gasómetro (venció 8-7 por penales) y obtener el Cuadrangular de la Muerte en 1979 enviando a la B a los otros tres cuadros participantes. Nunca fue campeón de la A, pero alcanzó el segundo lugar en 1949 y el tercero en 1980.
Fábrica de cracks, puede presumir de haber formado desde Julio Cozzi, Santiago Vernazza, Rubén Sosa, Juan Carlos Morrone, Néstor Togneri, Roberto Cabral, José Luis Petti, Marcelo Espina, Alejandro Alfaro Moreno, Darío Scotto, Claudio Spontón, Raúl Cascini, Eduardo Coudet, Mauricio Hanuch, Lucas Pusineri, José Chatruc y Gonzalo Bergessio, que mostraron su jerarquía por el país.
Después se mantuvo firme en la A hasta 1999, envió al descenso a veinte clubes más y cuando pocos lo esperaban, se fue a jugar en la B Nacional donde perdió una nueva categoría en el insólito partido contra Racing de Córdoba, en abril de 2002. El que ganaba se salvaba, pero fue 2-2 y ambos clubes se cayeron juntos al precipicio. Campeón de la B Metro en 2006, nuevo descenso en 2010, retorno triunfar a la B Nacional en 2018 tras ganarle el desempate al Estudiantes de Caseros y expectativa grande en su hinchada para volver a Primera más temprano que tarde.
Hoy lleva 20 años en el ascenso y sus hinchas sacan pecho. Los argumentos no son esos primeros años, la camiseta marrón única en el país o haber mandado al descenso a medio mundo. Platense jugó 74 años en Primera A y en la tabla general de la máxima categoría ocupa hoy el puesto número 15 sumando todos los partidos que todos los clubes jugaron en la A. Esos números lo ubican bien arriba, aunque las últimas dos décadas hayan sido muy sufridas. Los 115 años lo encuentran creciendo adentro y afuera de la cancha, esperando el momento para celebrar.