lunes 09 de diciembre del 2024
Opinión

Es muy agradable ver a Messi en Miami

A raíz de los cuestionamientos de Damián Tabarovsky y Edgardo Martolio sobre la llegada de Messi a Miami, Juan Manuel Herbella da otra versión sobre el tema.

Va creciendo una corriente que está poniendo de moda ser crítico sobre el arribo de Lionel Messi a Miami. No se cansaron con caerle porque no cantaba el himno, porque no tomaba mate, porque no tenía acento argentino, etc. Resulta que ahora, desde el mundo progre antisistema capitalista empezaron a cascotear a la distancia al mejor jugador del mundo porque, en todo su derecho, decidió tirar sus últimos cartuchos justamente en los Estados Unidos.

Recordemos, por si algún lector desprevenido no lo sabe, que Messi ya no tiene ningún título en el viejo continente por conseguir. Lo ganó todo. Lo mismo que también hizo con la selección argentina.

Resulta que la decisión de Lionel genera urticaria en una parte de la población que mira, analiza y juzga con la limitante de sus ojos, con su experiencia de persona común y con sus prejuicios más fuertemente arraigados, la vida de un fuera de serie. Porque Messi no es normal, amigues. La vida de Messi y sus potencialidades es estratosférica, como la de Elon Musk.

Están los prejuiciosos por el país que eligió, ¿acaso hubiese sido mejor para vivir un país árabe, como se fueron Ronaldo o Benzema? No “amigues”, ni de casualidad.

Están los ideologizados de extrema izquierda, que con sólo escuchar que el club era de la familia Mas se volvieron locos, ¿acaso los qataríes, propietarios del PSG donde jugaba o los dueños del Liverpool o del Manchester City, adonde podría haber ido, son menos pro-yanqui que los hijos de Jorge Mas Canosa? No “amigues”, son la misma tela cortada por distinta tijera.

Están los anti mercado que les molesta el merchandising, los sponsors, el marketing and the business que tiene el deporte en Norteamérica, porque sí en algo se han destacado los descendientes del Tío Rico y el Pato Donald es en meterle show a todo, incluido el deporte, y colonizarnos (lamentablemente) con muchos de esos términos. Bueno amigues, ¿acaso ustedes no van al shopping en lugar de al centro comercial? Que mejor que el mejor jugador del mundo busque hacer crecer un show en el mejor lugar y se beneficie con eso. Nada, chiques.

Por último, están los peores, los simbolistas que le exigen a Messi que se contenga de disfrutar una hermosa experiencia de vida en familia, como disfrutan las clases medias y altas (y altísimas) de los centros urbanos de Argentina pero en mucho mayor medida del resto de Sudamérica, porque su presencia convalida esa creencia y destrona a París, como la ciudad donde vivir. Queridos amigues, él ya vivió en París y también en Barcelona, ahora déjenlo disfrutar tranquilo de Miami. Como bien ustedes saben y dicen que lo hace un montón de gente.

Y digo que son los peores, porque son los que celebraban a Diego, sentados en sus sillones, cuando se hacía mierda peleándose con todos y no disfrutando de ser quien era y de todo el esfuerzo que había realizado para llegar a donde llegó.

Cuando uno se sienta y recupera la historia de muchos de estos extraterrestres del deporte ve ascensos vertiginosos y finales violentos. Celebro que Lionel Messi sea feliz con su familia, que disfrute del juego en un lugar tranquilo, que busque compartir tiempo común con sus hijos, que comience un tránsito lento hacia su segunda vida (la de exfutbolista) y si, en ese proceso, disfruta de algo de banalidad, bien ganado lo tiene.

Así que déjenlo vivir .¿Qué más quieren pedirle? ¿Por qué no son ejemplo ustedes? ¿Acaso quiere que termine como Diego? Solo díganle todos los días: “Muchas gracias, genio, por todo lo que nos diste.”  Y guárdense las críticas.

 

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