sábado 27 de abril del 2024
Goles secuestrados por streaming

Fútbol de Primera por Netflix

Los dos programas especiales que lanzó Netflix, además de ser repetitivos y no ofrecer nada original, vuelven a poner en foco al ciclo que fue un emblema del fútbol privatizado. Los momentos y los personajes polémicos que "Fútbol de Primera, veinte años" no muestra.

La ecuación sería la siguiente: cuarentena + no hay partidos + abstinencia + pongamos lo que encontremos = programa especial de Fútbol de Primera en Netflix. Es la única lógica que podría explicar la aparición de esos dos capítulos en la grilla de la plataforma de videos. 

En principio, son dos especiales que recorren los primeros veinte años del programa y se hicieron en 2005. Eso, en sí mismo, no tiene nada de positivo ni de negativo. Netflix ofrece series y películas de esos años que son geniales. Pero no es el caso.

El recorrido de estos dos capítulos arranca con el golazo de Alejandro Montenegro a Boca por el Torneo de Primera División 85/86 y cierra con uno del Roly Zárate a Estudiantes cuando Vélez ganó el Clausura 2005. Entre un gol y otro pasan 110 minutos, casi dos horas de jugadas, festejos, piñas, declaraciones polémicas, expulsiones, en fin, todo lo que suele arrojar el fútbol.

La propuesta sería deliciosa si no se tratara de una seguidilla interminable de lugares revisitados. Un recorrido que hace escala en cada uno de los momentos que se vieron, se volvieron a ver, se repitieron y se volvieron a repetir. Lo único que tienen para ofrecer estos especiales es más de lo mismo. Es un trabajo de montaje y edición que recopila momentos sin ningún valor agregado. Es como esos músicos que insisten con sus viejos grandes éxitos y ni siquiera se preocupan de pensar nuevos arreglos para sus canciones.

Hay ganas de mirar fútbol, es cierto, pero la abstinencia no justifica aburrirse con cualquier cosa.

 

Lo que falta, lo que falta

Si bien nació en 1985, Fútbol de Primera explotó a partir de 1991. El ciclo de Netflix no lo puntualiza, pero a partir de ese año la empresa Torneos y Competencias adquirió los derechos televisivos del fútbol, entonces el programa tuvo la exclusividad para emitir las imágenes de los diez partidos. Los hinchas, entonces, debían esperar hasta el domingo a las 22 para poder verlas. Arrancaba la era de los goles secuestrados y de los 20 puntos de rating de promedio.

El ciclo avanzó y creció en tecnología. Más cámaras, mejor definición, ángulo invertido, Telebeam. Y cuando más chiches mostraban, más espacio le dedicaban a Boca y a River. Torneos y Competencias se hacía una empresa cada vez más poderosa y Fútbol de Primera se desvivía por los equipos poderosos. Un esquema habitual de domingo por la noche era destinar la mitad del programa a los dos grandes y la otra mitad a los 18 equipos restantes. Fue una de las mayores críticas que el programa recibía por parte de los hinchas de clubes medianos o chicos.

En un momento de estos especiales de Fútbol de Primera, allá por el ‘93, Macaya y Araujo anunciaron con entusiasmo la incorporación de Adrián Paenza al equipo. El matemático entró como tercer conductor y duró dos años: abandonó el programa en medio de un escándalo, que por supuesto ni mencionan en este ciclo.

Fue así: en una de las tantas innovaciones sumaron una animación de un muchacho llamado Hueso. Se trataba de un personaje virtual, algo irreverente, que irrumpía en medio del programa para lanzar frases polémicas. La voz de Hueso la hacía Gonzalo Bonadeo. La cuestión es que un domingo San Lorenzo perdió 2-0 ante Vélez, una derrota, digamos, dudosa, y a la noche Hueso lanzó: "¿Saben como le dicen a San Lorenzo? Paty, porque en la cancha se vende más que los panchos". El plantel del Ciclón estalló. Con Oscar Ruggeri a la cabeza se presentó en el estudio de Canal 13 para hacer el descargo y pedir explicaciones. Araujo y Macaya tomaron partido por los jugadores, mientras que Paenza bancó a Hueso/Bonadeo. ¿Consecuencia? Fútbol de Primera les dio salida a Paenza y al muñequito virtual.

“Fútbol de Primera, veinte años” cierra en 2005 con la voz del Pollo Vignolo. Es que Araujo, el relator estrella del ciclo, había abandonado la empresa un año antes como consecuencia de una discusión gremial: se resistió a una reducción del cincuenta por ciento de su sueldo, entonces dejó el programa e inició un juicio multimillonario que ganó años después.

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