viernes 29 de marzo del 2024

Fútbol femenino: también compiten por sus derechos

Desde marzo de este año, todos los domingos participan 250 jugadoras en la liga “Nosotras jugamos”. Hoy finaliza el segundo torneo. El objetivo de la competencia.

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Desde marzo de este año, todos los domingos, la canchita Güemes, ubicada en el corazón de la Villa 31 de Retiro, se convierte en el escenario de Nosotras Jugamos, la primera liga de fútbol femenino con perspectiva de derecho de la Ciudad de Buenos Aires de la que, actualmente, participan 24 equipos.

Organizada por la Asociación de Clubes de Barrio y Deporte Social y con la futbolista y entrenadora Mónica Santino como musa inspiradora, esta liga inclusiva busca, además, garantizar que las futbolistas que participen puedan acceder a distintos tipos de herramientas que garanticen los derechos a la salud sexual y reproductiva, asesoramiento legal y consejerías.

“Esta liga fue pensada y concebida para garantizar el derecho al juego y al deporte de aquellas mujeres que viven en barrios vulnerables y villas, y que por su condición económica en muchos casos no tienen posibilidades de competir en ligas, mucho menos en los torneos de la AFA. Nuestro objetivo es garantizar las condiciones materiales para que estos equipos puedan incorporarse a la liga, subsidiando los costos de inscripción, traslado y el acceso a la indumentaria deportiva, entre tantas otras cosas”, cuenta Santino.

Hoy el segundo torneo llega a su término con la disputa de las finales en sus tres categorías (cadetas, juveniles y mayores), y de un gran megafestival que incluirá números musicales, la entrega de premios y de un álbum de figuritas con las caras de las 250 futbolistas que participaron.

“En los barrios carenciados, las canchitas de fútbol son los espacios públicos más importantes –explica Santino–. Sus habitantes pueden tener miles de problemas y necesidades, pero a nadie se le ocurre construir su vivienda sobre una cancha. Que la canchita Güemes sea conocida como la canchita de las mujeres es un gran reconocimiento. Hemos logrado que mientras algunas pibas están jugando a la pelota, los varones cuiden a los hijos, y eso es realmente revolucionario. El feminismo no puede dejar de lado al fútbol que es la herramienta más sencilla, tentadora, económica y efectiva contra la droga y la discriminación. Ese es el objetivo central de nuestra lucha.”

(*) Nota publicada en el diario PERFIL.