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Brasil llegó a Buenos Aires como la gran potencia mundial del fútsal y cumplió el objetivo al superar 4-1 a Rusia en la final y quedarse con la medalla dorada, y aunque no lo necesitaba contó la ayuda inestimable de un rival para abrir el marcador.
El ruso Danil Karpiuk convirtió el primero de la Verdeamarela en una jugada insólita que llamó la atención de todos. No se entiende si tuvo la intención de rechazar o hacerle rebotar la pelota al jugador brasileño pero lo único que consiguió fue meter un gol en su propio arco en una acción que rápidamente se viralizó.