Hace dos meses, cuando arrancó el llamado Inicial, escribimos en nuestra columna con un título que decía “Un torneo sin candidato firme” porque no observábamos ningún favorito. Hoy, con la mitad ya jugada, la historia no se diferencia demasiado. Un líder austero, sólido y prolijo en el tratamiento de la pelota como Newell’s Old Boys, que ha encontrado en la conducción del Tata Martino afuera y en lo que contagian los repatriados Heinze, Maxi Rodríguez y Scocco adentro los condimentos necesarios para pensar seriamente en ganar el título.
El cuadro rosarino tiene un par de claves destacables además de los estandartes que volvieron desde Europa. Martino cambió el arquero y Nahuel Guzmán reemplaza a Sebastián Peratta. Hubo un cambio de estilo, también en el arco: Guzmán arriesga y sale más (a veces queda pagando en algún centro) y quizá le falte algo de seguridad debajo de los tres palos. El zaguero Víctor López perdió la titularidad al hacerse expulsar dos veces en pocas fechas, corriéndose Heinze a su puesto y pasando Vangioni a marcar la punta izquierda.
La concentración y dureza de la defensa –que tiene en Villalba y Bernardi a sus medios más vinculados a ella- le ha permitido a Newell’s no sufrir goles en ocho de los diez partidos jugados. Algo que sucede poco, pero que emparenta en cierto sentido a los rojinegros con aquel Boca de Falcioni que ganó el Apertura 2011: a aquel Boca no le habían marcado, justamente, en ocho de las primeras diez fechas.
Newell’s tiene un as de espadas y se llama Ignacio Scocco: seis goles de los once que ha marcado el líder, lo ubican como imprescindible. Lo mejor ha sido la calidad de sus conquistas: tres de esos tantos fueron obtenidos con remates de media distancia, más su precisión para ejecutar los dos penales a favor que disfrutó el líder.
Algunos cambios entre los titulares le han dado más eficiencia y no le han sacado ningún atributo: Sperduti, Urruti y Figueroa, el trío ofensivo del buen torneo Clausura 2012, le han dado paso a los dos repatriados (Scocco y Maxi) más el despliegue y la frescura del chico Tonso, afirmado por primera vez.
Salvo el partido con River en el Monumental, donde el cuadro de Almeyda lo superó en el juego pero no en el resultado, Newell’s siempre fue superior en el desarrollo del juego. Ya se sacó de encima al Millonario, la incomodidad de rivales complicados como Estudiantes, San Lorenzo y Vélez, el gustazo de vencer a Colón en Santa Fe y de irse con puntos en el bolsillo de los difíciles reductos de Belgrano y Lanús. Lo más duro del torneo –supuestamente- ha pasado. Y el discurso del Tata Martino sigue siendo sencillo: “sumamos para no descender, no pensamos en otra cosa”.
La palabra del respetado entrenador coincide con lo que siempre Arruabarrena explicaba, en la enorme gesta de Tigre en la temporada pasada. De hecho, Newell’s no está salvado de la guadaña ni mucho menos: sus 22 puntos lo han hecho escaparse 12 unidades de Independiente y de San Lorenzo y lo ponen a cubierto transitoriamente. Necesitará 35 puntos más para olvidarse de todo y seguramente, para encarar una nueva campaña 2013/2014 sin los apremios del promedio.
Trabajo, seriedad, respeto, compromiso con la camiseta, ideas claras, respeto por la pelota, comunión de jugadores con los hinchas y con el entrenador: al Newell’s versión Tata Martino no parece faltarle nada para tener todo al alcance de la mano. Inclusive, el título, aunque no lo digan.
