viernes 26 de abril del 2024

El deporte y la caja de Pandora de la transexualidad

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Un par de días después de noquear en segundos a su primera contendiente, con un brutal rodillazo, confesó en la revista Sports Illustrated que se hizo la cirugía de reasignación de género en el año 2006. Hoy se llama Fallon Fox y es peleadora de Artes Marciales Mixtas (MMA) en Ultimate Fighting Championship (UFC), de niño se llamaba Burton Boyd y deseaba ser mujer como su hermana. Ni bien se conoció la noticia, la condena no se hizo esperar: el luchador Matt Mitrione, campeón de la UFC, la acusó de “mentiroso, enfermo, psicópata, monstruo repugnante que puede tratarse con hormonas y cortar su pene, pero al fin de cuentas sigue teniendo la misma estructura ósea de un hombre”. La campeona femenina Ronda Rousey fue más delicada al decir que lo consideraba una ventaja y que no creía que fuera justo.

A pesar del estupor generado tras su brutal knock-out y su confesión, Fox siguió luchando contra mujeres. La Comisión de Boxeo del Estado de Florida, que le había otorgado su licencia como mujer, se tomó un tiempo para consultar a especialistas pero nada pasó. Fallon Fox, en poco tiempo, se convirtió en un producto televisivo muy redituable. La cadena AXS tiene una larga historia en transmisiones de lucha, su fundador y presidente Mark Cuban reconoció que: “Hay muchos promotores interesados en la luchadora por lo que estamos realmente emocionados de tener una tarjeta con Fallon Fox en AXS TV. No hay duda de que hay un poco de curiosidad acerca de ella”. Si tiene rating es bueno, si tiene mucho rating es muy bueno.

Dentro de las ciencias, hay posturas divididas. Algunos se oponen y otros especialistas abalan la postura de Fallon Fox de competir contra mujeres. El doctor Eric Vilain, director del Instituto para la Sociedad y Genética de la Universidad de Los Ángeles, defendió a Fox y basó su postura en que los hombres transexuales femeninos tienen mucho menos fuerza muscular y densidad ósea que los hombres, y mayor masa grasa”. Argumentó que para luchar contra las mujeres, los atletas transexuales que se sometieron a la cirugía después de la pubertad, deben demostrar que se completaron los cambios anatómicos quirúrgicos (incluyendo genitales externos y gonadectomía) y que llevan como mínimo dos años de terapia hormonal adecuada, administrada por un endocrinólogo certificado y con experiencia en personas transgénero. En la actualidad, hay asociaciones deportivas que consideran que esos dos años, son tiempo suficiente para eliminar las hormonas masculinas que otorgan una ventaja de género al momento de la competencia deportiva.

La polémica radica en que ni Vilain ni ningún otro profesional se arriesga a certificar que, aún recibiendo tratamiento hormonal femenino, Fox no sea más fuerte que las otras mujeres debido a su carga genética masculina. Ante esto, la respuesta esgrimida por los defensores, es que al fin de cuentas un atleta que llega al alto rendimiento generalmente posee una carga genética favorable para la práctica de ese deporte: es probable que una basquetbolista haya sido la más alta de su cohorte y que una atleta subsahariana tenga mayor capacidad aeróbica que una ibérica. Según este argumento de azar genético, excluirla sería discriminatorio.

La vida de Fallon Fox, antes de ser Fallon Fox, es la vida de Burton Boyd: un niño que al terminar el colegio se alistó en la Marina norteamericana, aprendió técnicas de combate, se casó con una mujer y tuvo un hijo. Posteriormente, disconforme y deprimido, se alejó de todo y de todos tras confirmarle a sus padres, profundamente religiosos, que se sentía una mujer. Comenzó a trabajar como transportista para juntar el dinero suficiente que le permitiera viajar a Tailandia. Allí, en 2006, se sometió al procedimiento quirúrgico para cambiar de sexo y comenzó el proceso de transición hormonal. De vuelta a su país, empezó una nueva vida ya como mujer. En 2008 se volcó al gimnasio y empezó a boxear. El salto a las artes marciales mixtas se dio con naturalidad, por sus conocimientos de técnicas de combate y por la flexibilidad de las reglas de inclusión: difícilmente en un deporte convencional, le hubieran otorgado esta posibilidad.

Los que defienden a Fallon Fox dicen que no está ganando con fuerza bruta sola, sino porque tiene grandes habilidades de lucha, y que su aparición pone sobre el tapete el debate sobre los derechos de los transexuales. Los detractores dicen que se desarrolló como hombre, que compitió contra hombres y que, pese a que ahora tenga valores hormonales de mujer, sigue teniendo ventajas y puede ser muy peligroso para sus contrincantes. Históricamente nuestra sociedad ha estipulado que hombres y mujeres compitan por separado. La testosterona (hormona masculina) es la responsable de las diferencias de fuerza y de resistencia detectadas entre ambos sexos y principal motivo para la diferenciación.

Hasta el momento, hubo pocos casos de individuos con cromosomas sexuales XY (hombre) que intentaran incorporarse a competencias de mujeres (con cromosomas sexuales XX). Reneé Richards fue el primero y se hizo famoso en los años 70` al ver frustrada su intención de participar en el U.S.Open de damas, luego de disputar otros torneos de tenis. En la actualidad, el caso más emblemático es el de Lana Lawless la golfista que está demandando a la entidad que gobierna el sistema, Ladies Professional Golf Association (LPGA), porque no la dejan participar de las competencias en los Estados Unidos.

El modelo de deporte como lo conocemos se está enfrentando a un gran enigma. Los avances científicos y tecnológicos nos acercan a un mundo desconocido. Para Thomas Kuhn, autor de “La estructura de las revoluciones científicas”, cuando aparecen anomalías en un paradigma comienza el período de crisis porque “la completa constelación de creencias, valores y técnicas compartidas por los miembros de una determinada comunidad" ha cambiado. Sin dudas, al deporte le está pasando lo mismo.