domingo 19 de mayo del 2024

Durísimas declaraciones de Balsas

El punta confesó sentir "bronca, impotencia y dolor" por el violento robo que sufrió y la falta de solidaridad de sus colegas argentinos. Su relato.

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A un mes del violento asalto en el que más allá de perder mucho dinero sufrió serias heridas al ser víctima de varios cuchillazos, el punta uruguayo Sebastián Balsas reconoció sentir "bronca, impotencia y dolor" no sólo por ese episodio que le impidió seguir jugando para Argentinos Juniors, sino también por la falta de solidaridad del ambiente futbolístico local.

"No se cayó ni una pancarta, ni un festejo de gol dedicado, no me llamó ningún ex compañero de San Lorenzo y sólo hubo muestras de cariño de Uruguay, colegas, entrenadores y compañeros del Córdoba de España. Quizás no genero simpatía en Argentina, de Argentinos sólo me llamaron algunos compañeros", declaró el delantero en una entrevista transmitida por Radio La Red.

Además de explicar que decidió extraer los 670.000 pesos que le robaron por temor a un nuevo corralito ("temí que pasara algo como en 2001", dijo concretamente), Balsas dejó en claro que hubo un entregador que lo vendió desde el mismo banco, ya que los ladrones "nunca preguntaron si tenía dinero y cuánto, sabían todo".

Tras decir que los delincuentes ingresaron al auto en el que iba con su compañero Sergio Escudero golpeándoles las ventanas en un semáforo con "dos armas" y amenazándolos de muerte, el uruguayo describió el violento forcejeo que protagonizó "a las 12 cuadras" de cederles el control del vehículo al ver "un coche de policía", y que terminó con uno de los ladrones apuñalándolo.

"El que me estaba apuntando en el estómago vio que desvié la mirada hacía la Policía (...) Traté de volantear para chocar de frente con un camión. Me corrigieron y no pasó por poco. Con mis brazos empecé a forcejear, y entonces el que estaba manejando sacó un cuchillo y me dio las puñaladas en la pierna. Me tiró para atrás y me hice el desmayado”, relató.

"Estuve diez minutos con el arma en el pecho y en la boca, me amenazaban con que si me volvía a mover me iban a matar", agregó Balsas, quien a continuación habló de las secuelas que aquel suceso le dejó: "Es complicado para mí seguir en Argentina. Desconfío de todos, veo fantasmas en todos lados. A veces me despierto por las noches por los cuchillazos, a los golpes".