viernes 26 de abril del 2024

La suma de todas las partes para ganar la Davis

El equipo argentino está integrado por más de veinte personas. Desde un coach holístico hasta el kinesiólogo que curó a Del Potro.

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La ensaladera está hermosa. Es como una torta de casamiento de tres pisos, tres pisos que brillan, que encandilan, que deslumbran, y en la cima asoma el recipiente, que tiene grabada la palabra más deseada en la competencia: winner. En la foto que inmortaliza esta primera vez de la Argentina, el trofeo de la Copa Davis está rodeado. Literalmente rodeado de gente con camisetas celestes, blancas y azules. Los jugadores están revolcados en el suelo. Después de todo, son los grandes protagonistas del triunfo. Y alrededor de la ensaladera, como si se hubiesen puesto de acuerdo para cercarla, aparece también un grupo de unos veinte personajes que nunca fueron tapa. Son los integrantes del cuerpo técnico. Los que sostienen la estructura. Los actores de reparto de la mejor película de la historia del tenis argentino.

Todo suma. Coach holístico. ¿Cómo? Así es: en el equipo argentino de la Copa Davis hay un coach holístico. Entre preparadores físicos, médicos y masajistas, hay un coach holístico. Suena curioso que esa disciplina se haya incorporado a un equipo deportivo. No es algo cotidiano. El propio Bautista Segonds se lo explica a PERFIL: “Mi objetivo era alinear al grupo, tratar de que las emociones, la energía y los aspectos físicos, psicológicos, emocionales y espirituales se conjuguen para sacar el mayor potencial de cada uno. Cuando un equipo deportivo está alineado, se produce una sinergia que suma, y se logra que uno más uno sume cuatro”.

Segonds se sumó al equipo a pedido del capitán Daniel Orsanic. Llegó para canalizar eso que suele amenazar a los deportistas: lucha de egos, presiones, competencia negativa. Y a partir de charlas y de prácticas grupales lo logró. “Mayer, por ejemplo, no tuvo un buen año en lo individual, pero en la Davis sacó lo mejor”, grafica el especialista.

En la edición de la Davis del año pasado, cuando Argentina pasó por encima a Serbia en Tecnópolis, hubo un gesto que para Segonds fue determinante: después de la serie se organizó una cena con toda la gente que había trabajado en la organización, y los que hicieron de mozos fueron los propios jugadores. Otro más: hace poco más de dos meses, después de dejar en el camino a Inglaterra en semifinales, los festejos convirtieron al vestuario en un basural y otra vez los jugadores y el capitán se pusieron al frente para limpiar pisos, paredes y techo de los restos de todo tipo de bebidas que habían desparramado.

“Ahí me empecé a dar cuenta de que el equipo estaba alineado, de que tiraban todos para el mismo lado –finaliza Segonds–. Cuando Del Potro perdía 2-0 en la final yo era el que estaba más tranquilo, porque sabía que en esas situaciones límite es cuando se reprime lo racional y aflora la emoción, y ahí Delpo es imbatible”.

Señores dejo todo... Además del coach holístico, en el equipo técnico de la Copa Davis apareció un sparring con una historia también muy curiosa. Se trata de Marco Trungelliti, tenista, santiagueño, 26 años, 146° del ranking, que tenía planificado un viaje para ir a competir a Taiwán pero desechó al primer llamado de Orsanic. Dejó todo para estar.

Trungelliti tiene una filosofía particular: no usa redes sociales, prefiere jugar al TEG que a los videojuegos, le gusta la chacarera y, sobre todo, trata de vivir sin las presiones tan típicas en el tenis.

La lista de imprescindibles dentro del cuerpo técnico de la Davis se completa con Diego Rodríguez. Es nada más ni nada menos que el kinesiólogo de Del Potro. El tipo que lo ayudó a superar el dolor en la muñeca y a mejorar la resistencia y la estabilidad de la mano. Rodríguez había trabajado durante diez años con David Nalbandian y Chucho Acasuso, hasta que a principio de este año lo convocó Delpo, que venía de tres cirugías en la muñeca y casi dos años de inactividad. Juntos hicieron el milagro.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.