viernes 26 de abril del 2024

Kirchner, entre Pelé y Maradona

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Realmente desconozco si es una curiosidad de los números, de los años, pero el dato es sencillo y contundente. Hace mucho tiempo que algunos estudiosos del fútbol resumieron los mejores momentos del deporte más popular en un dato básico. Entre el nacimiento de Pelé –ocurrido el 23 de octubre de 1940- y la aparición en este mundo de Diego Maradona, el 30 de octubre de 1960, están los mejores instantes que dio el fútbol a la humanidad.

Esa frontera marca la aparición espectacular del fenómeno deportivo una vez terminada la terrible Segunda Guerra Mundial. Porque si de hombres hablamos tenemos que referirnos a juego y a calidades. En la Argentina, es sencillo: la dorada década del ’40, con la Máquina de River, el Racing tricampeón, el San Lorenzo de Farro, Pontoni y Martino, el Boca de Lucho Sosa, Lazzatti, Sarlanga y Severino Varela. La selección brillante conducida por el Charro Moreno, Tucho Méndez, Néstor Rossi o los arqueros de excepción como Amadeo Carrizo, Julio Cozzi o Gabriel Ogando.

En el mundo, aquella Hungría incomparable de Ferenc Puskas y Ladislao Kubala, el Brasil de 1958 y su primer título, la extraordinaria calidad de Alfredo Di Stéfano y su Real Madrid que ganó todo y a todos. En suma, entre 1940 y 1960 se vivió un fútbol diferente, crecido, ya ampliamente popular y además, indiscutido en su proyección.

Pero doblamos la apuesta: la generación argentina que nació entre Pelé (1940) y Maradona (1960), también dio motivos para ilusionarse. Perfumo, Albrecht, Marzolini, Fillol, Passarella, Bochini, Gatti, Brindisi, Alonso, Kempes, Telch, Ardiles, Bertoni, Ramón Díaz y siguen los nombres de aquellos talentosos que hicieron historia en nuestras canchas. Si nos vamos del fútbol a la música, entre esos veinte años vieron la luz Víctor Heredia, León Gieco, Charly García, Litto Nebbia, el Flaco Spinetta y varios maestros y creadores de nuestra música popular.

Claro, abriendo el juego al exterior podríamos quedarnos con Bob Dylan, Paul Simon, John Lennon, Paul MacCartney, George Harrison, Keith Richards, Mike Jagger, Jimmy Page, Robert Plant, Freddy Mercury, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Chico Buarque, Caetano Veloso, Víctor Manuel, Aná Belén y la lista sería interminable…

¿Existirá alguna relación que haya provocado cierta capacidad adicional, cierto talento que no abunda para crecer en esas figuras? Seguramente habría que investigar y recorrer caminos a los que desde aquí no podemos acceder. ¿Es un delirio de quien esto escribe o una casualidad?

Néstor Kirchner nació justamente en el punto medio exacto entre Pelé y Maradona. Si el morocho brasileño lo hizo en 1940 y Diego en 1960, el santacruceño surgió en 1950. Si Pelé lo hizo un 23 de octubre y El 10 nació el 30, Kirchner fue a morirse justo en el medio, un 27. Kirchner sorprendió a todos con su fallecimiento, dejó un hueco profundo en la política argentina y una huella seguida por mucha gente. Si Pelé festejó los 70, si Diego llegó contra la opiniones de varios agoreros a unos respetados 50, el Pingüino se fue a los 60…

Si su velatorio fue multitudinario, hay una única explicación: hizo muchas cosas que a la mayoría de los argentinos les modificó su vida. Los éxitos de su gestión -y también los errores- se medirán con mayor criterio en el futuro, cuando la mediocridad que ha envuelto al país por largos años, cubra nuevamente el cuerpo político nacional.

Si de oponerse a los poderes tradicionales se trata, Diego y Kirchner tienen, tuvieron, un estilo común. En eso de deslumbrar con su juego y terminar desencantando a un sector del público, Pelé y Kirchner también tuvieron coincidencias. Para la devaluada política argentina, Kirchner fue notoriamente algo distinto. Por lo menos, en su gestión como Presidente.

Sin embargo, el fallecido Néstor -exacto punto medio biológico entre Pelé y Maradona- demostró que nosotros podemos volver a creer en la política. Que algunos sueños pueden ser reales, como ver presos a los asesinos de tantos chicos con sensibilidad social, utopías y una perseverancia militante que los llevó a la muerte.

Hoy son otros tiempos, pero hay otros chicos, con la misma fuerza para hacer casi lo mismo pero sin armas, con amor, lucha política y una enorme mochila de esperanzas. Ese fue el mayor legado. El mismo que nos dejaron con pantalones cortos Pelé y Maradona: en el fútbol, como en la política, se trata de ser mejor que el adversario, de superarlo, de convencernos para ver el lado positivo de las cosas. De iluminarnos. Eso, lo lograron los tres.

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