sábado 27 de abril del 2024

"Bochini no tiene el don para pensar"

Comparada confía en que la Sudamericana sea el primer escalón de los logros que vendrán. Y responde a las críticas del máximo ídolo del club.

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Si hubo un momento de tensión que padecieron los hinchas de Independiente el año pasado, fueron los segundos previos al penal que pateó Eduardo Tuzzio en la final de la Copa Sudamericana. Pero en esa hoguera que fue el Libertadores de América el que más sufrió la presión de ese momento decisivo fue, sin duda, el presidente Julio Comparada. Y el que más se desahogó, claro está. Porque esa Copa cambió silbidos por aplausos, insultos por aprobación. En el instante en que Tuzzio se arrodilló para recibir el abrazo de sus compañeros en Avellaneda ocurrió un milagro. Pasó lo que hasta hacía unas semanas parecía una utopía: el estadio estaba terminado, el club no debía 150 millones de pesos, el paso de Garnero como DT no había sido tan frustrante, el desplante de Gallego era una anécdota y el equipo ya no iba último en el Apertura. Y ese milagro le dio a Comparada un margen que después de cinco años de gestión se le venía achicando.

¿Pudiste disfrutar los partidos de la Sudamericana?

—Nunca disfruto los partidos, no hay manera. Y en esa Copa con más razón, porque fue decisiva para Independiente.

Y para tu futuro político también: antes de la Copa llegaste a decir que en diciembre no te ibas a presentar como candidato.

—Son momentos. Sucede que a veces me fastidio y siento que es demasiado el esfuerzo personal que estoy haciendo por el club.

¿Ya decidiste qué vas a hacer en las próximas elecciones?

—Ahora tengo la convicción de seguir un período más. Pero realmente voy a ver cómo llego a fin de año, porque también influyen los problemas personales, está mi familia, mi mujer. Este club demanda mucha presencia presidencial, y si las circunstancias requieren que sigamos un período más, seguiremos.

Habrá influido entonces que Independiente ganó la Copa.

—No, ya lo había pensado antes, porque estoy convencido de las cosas que hicimos.

Pero más allá de tu convicción, si Tuzzio no convertía el penal, desde qué lugar le ibas a hablar a la gente de los logros de tu gestión.

—Es que yo lo tengo que ver desde otro lado: Independiente ganó protagonismo, el estadio se va a terminar, los jugadores ahora son propios, sacamos pibes de las inferiores. Si no viera eso, estaría pensando como un hincha. Soy muy optimista con lo que viene. La Copa Sudamericana fue el primer escalón. Que el plantel tenga una mayoría de chicos del club significa que hay una base deportiva y económica para los próximos años.

El Flaco y el Bocha. Hay una figura que todavía no termina de encajar en el fútbol argentino: la del mánager. Durante la gestión Comparada, en Independiente hubo dos intentos: el primero fue Perico Pérez y el más reciente, el Flaco Menotti.

¿Te resignaste con el mánager o pensás convocar a otro?

—Sigo pensando que el mánager es la mejor opción. En general, los entrenadores cuando se sientan a hablar con un dirigente lo escuchan por respeto pero piensan que no sabe nada de fútbol. Un mánager, entonces, representa el equilibrio entre lo que pretende el técnico y las necesidades del club. El mánager piensa en el mediano y largo plazo, mientras que el técnico sólo piensa cómo ganar el próximo partido. Perico Pérez tuvo dos grandes aciertos: puso a Magán al frente de las inferiores y trajo a Falcioni cuando en el club no había plata y estábamos apretados con el promedio. Y Menotti tomó decisiones que se valoran poco: sostuvo a Mareque, impulsó a Galeano...

¿Los entrenadores están preparados para trabajar con un mánager?

—Culturalmente, no están acostumbrados ni mentalizados. Pero insisto: el ideal es que existan.

¿Cómo quedó tu vínculo con Bochini después de que en la última elección hizo campaña para la oposición?

—No hablamos nunca.

¿No te afecta que el mayor ídolo del club se la pase criticando tu gestión?

—Me preocuparía si me cuestionara otro. Así como yo no tengo el don para jugar bien al fútbol, él no tiene el don para pensar. Soy un enfermo de Independiente en gran parte por Ricardo Enrique Bochini, así que ocupa un lugar de privilegio en mi corazón a pesar de que tenga posiciones o pensamientos inentendibles. Por eso trato de separar las cosas. Hace unos años, cuando arrancó el proyecto para hacer el Museo de Independiente, propuse que a Bochini le respeten el lugar que tiene en la historia del club. Pero también estoy convencido de que hay una diferencia entre el ídolo y el dios: para mí es un ídolo. Sólo eso.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil

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