viernes 26 de abril del 2024

Estadios: un nombre, un homenaje

Cada uno de los escenarios que tienen los equipos de Primera fue bautizado con la idea de rendir un homenaje. Aparecen políticos y hasta un militar. Galería de fotosGalería de fotos

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La Bombonera tiembla, late y esconde bajo su popular denominación una pelea política: un nombre, el del estadio, se tachó por decisión de Mauricio Macri, el entonces presidente de Boca. El cartel de “Camilo Cichero” fue reemplazado por el actual, el de “Alberto J. Armando”, titular de la institución xeneize entre los períodos 1954-1955 y 1960-1980. ¿Quién era Cichero? El hombre que presidía el club en el momento de la construcción de la Bombonera, inaugurada el 25 de mayo de 1940. Que con el tiempo, además, sería el abuelo de Pablo Abbatángelo, quien se erigiría como uno de los opositores de Macri en la política de Boca.

En la Asamblea de Representantes llevada a cabo en septiembre de 2000, el titular de la agrupación La Bombonera fue uno de los dos oradores de la minoría (conformada por 25 de los 210 miembros) –el otro era Carlos Heller–, que arremetió con un discurso para votar en contra del pre contrato de gerenciamiento que Macri impulsaba a través de la empresa suiza ISL. Por aquella derrota política, el ahora jefe de Gobierno porteño embarró la cancha y decretó el rebautizo. “Me cagaste, ahora el estadio no se va a llamar más como tu abuelo”, le espetó a Abbatángelo.

La venganza macrista se consagró el 27 de diciembre de 2000, cuando el estadio de Boca tomó oficialmente el nombre del presidente con más años en el sillón principal del club. Paradójicamente, Armando intentó durante su gestión que la Bombonera fuera demolida para construir otra cancha en la Ciudad Deportiva.

Algunas nomenclaturas de los estadios de Primera también atraviesan el eje de la política, aunque a nivel nacional. “Juan Domingo Perón” es el nombre de la casa de Racing, aunque el ex presidente argentino profesara cierta simpatía por Boca. El homenaje fue sugerido por Ramón Cereijo, ministro de Hacienda de aquel gobierno, que aportó en 1946 11 millones de pesos para la construcción del Cilindro. El propio Cereijo, fanático de Racing, disipó las dudas acerca de la identidad futbolera de Perón: “El General era simpatizante de Boca y no de Racing, como suponían muchos. Es más, en 1951, cuando se disputó la famosa final entre Banfield y Racing, Perón hinchaba por el primero. Usted sabe, es común que nos identifiquemos con los equipos más chicos”, señaló al ya desaparecido semanario deportivo Estadio.

Esa bandera peronista que en Avellaneda se mantuvo inmaculada, se manchó en Santa Fe. Colón inauguró su estadio el 9 de julio de 1946 con el nombre de “Eva Duarte”. Sin embargo, el hoy célebre Cementerio de los Elefantes porta otro DNI: “Brigadier General Estanislao López” es la denominación oficial desde la Revolución Libertadora, que desterró del gobierno a Perón. Con el golpe de Estado se proscribió el nombre de Evita, que en el caso de la cancha de los Sabaleros fue sustituido por el de López, quien gobernó la provincia de Santa Fe entre 1818 y 1838.

En el nombre de la pelota. Tres clubes de Primera división del fútbol argentino apuntaron sus reconocimientos hacia exfutbolistas. Los homenajes a los ídolos deportivos no son habituales, tendencia que se repite en Europa; de los grandes del Viejo Continente, sólo el Giuspeppe Meazza tiene sello de futbolista. El estadio de Argentinos Juniors se llama “Diego Armando Maradona” desde su reinauguración, el 26 de diciembre de 2003. Maradona, surgido en el club de La Paternal, es el máximo goleador de Argentinos, con 116 goles en 166 partidos.

“Marcelo Bielsa” es la flamante denominación del Parque Independencia, desde el pasado 22 de diciembre. De todas maneras, su marquesina no se debe a la microscópica trayectoria de tres partidos en la Primera de Newell´s, entre 1976 y 1978, del ahora técnico del Athletic de Bilbao. Bielsa ganó la idolatría y posterior refrendación como nombre del estadio a partir de su carrera como entrenador del club rosarino, donde obtuvo dos títulos, en 1991 y 1992.

Bajo la notoriedad de Gigante de Alberdi, la cancha de Belgrano también tiene nombre propio: “Julio César Villagra”. El ex jugador del equipo cordobés brilló en la década del 80. “Fue ídolo porque daba la vida por Belgrano. No me olvido nunca más: cuando estaba internado, viajé a Córdoba con (Javier) Sodero y fuimos al hospital. Fue conmocionante ver la cola y la cantidad de hinchas haciendo guardia, todos llorando, esperando que llegue el momento. Fue doloroso, una gran pérdida”, describió José Luis Villarreal, quien coincidió tres partidos en cancha con Villagra.

Desde el escritorio. San Lorenzo, Banfield, Olimpo, Estudiantes, Godoy Cruz, Vélez, Lanús, Tigre, San Martín de San Juan y Arsenal, además de Boca, eligieron a dirigentes para denominar sus estadios. A pesar de la insistencia de Marcelo Araujo en los 90 de nombrar al estadio del Ciclón como “Fernando Miele”, la cancha más larga de la Argentina remite a “Pedro Bidegain”, quien fuera diputado nacional y presidente de San Lorenzo entre 1929 y 1930.

El “Florencio Sola” vibró como nunca en la vuelta olímpica del Apertura 2009, cuando Banfield obtuvo su único título en Primera. El estadio lleva el apellido de quien fue dos veces presidente del club del sur, entre 1938 y 1954. El estadio de Olimpo se construyó en 1942, tras la muerte de su histórico presidente. Desde entonces, “Roberto Carminatti” es la marca del lugar donde juegan los bahienses.

“José Amalfitani” es la bandera de Vélez. El Fortín de Liniers se construyó en 1951, durante su gestión. Tigre le debe el nombre de su estadio a José Dellagiovanna, fundador del club de Victoria. Lanús, a Néstor Díaz Pérez. Desde 2006, la cancha del Granate lleva el nombre de un ex presidente que, además, era hermano de Darío, actual intendente de Lanús.

“Jorge Luis Hirsch” (nombre del presidente del Pincha entre 1927 y 1932) es un estadio en desuso, por demolición. Desde 2007 Estudiantes no juega en 1 y 57, sino en el estadio Ciudad de La Plata. Cuando vuelva a su casa, será rebautizada como “Tierra de Campeones”.

Hilario Sánchez fue presidente de San Martín de San Juan, durante las décadas del 70 y 80. Fallecido el 29 de mayo de 1987, la Comisión Directiva le colocó su nombre al estadio, hasta 1995, cuando pasó a denominarse “27 de Septiembre”. El 16 de febrero de 2006, el estadio volvió a llamarse con su nombre.

Godoy Cruz ya no juega en el “Feliciano Gambarte”, llamado así en honor a un destacado ex presidente del club. En tanto, Arsenal hace su homenaje en vida. El club presidido por Julio Grondona cuenta con un estadio de nombre ídem. La referencia es por su padre, el mandamás de la AFA.

Un mix. Luego de una encuesta entre los socios, Independiente decidió ponerle “Libertadores de América” a su nuevo estadio. La vinculación es con las siete Copas de América que ganó el club de Avellaneda. All Boys optó por un tinte nacionalista para su cancha ubicada en Floresta; el “Islas Malvinas” fue inaugurado en 1963. Dos de los últimos ascendidos tampoco buscaron apellidos: el estadio de Unión es el “15 de Abril”, por el día de su fundación (en 1907), mientras que el de Atlético Rafaela es el “Monumental”.

Mientras los hinchas gritan y saltan, los estadios hablan sin decir: sus nombres sugieren la identidad de cada club.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.

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