sábado 27 de abril del 2024

El estilo Kaiser de conducción

Passarella se apoya en tres amigos que no tienen cargo oficial. En su círculo apenas entran ellos y sus vices. Aspira a ser reelegido.

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Daniel Alberto Passarella no delega. Es una persona reacia al diálogo y a abrir el juego de la toma de decisiones. El piensa las medidas de gobierno, las elabora y también las ejecuta. El lugar que le otorga al resto de su comisión directiva es ínfimo. Casi decorativo. El cuerpo colegiado votado por los socios hace tres años funciona, como en casi todos los clubes, como una escribanía, en la que se certifican las decisiones tomadas por el líder carismático que ejerce la presidencia.

El Káiser no confía en casi nadie. Cree que la mayoría de aquellos dirigentes que tiene a su lado están con él para obtener un beneficio político personal, y que más temprano que tarde lo traicionarán. Quizá por eso se apoya más en algunos de sus amigos y colaboradores que no integran el órgano de gobierno que en sus propios pares de bloque. Ellos son Oscar Vázquez, vocero y agente de prensa; Norberto González Cao, de relaciones públicas, y Rodolfo Valgoni, un asesor ad honórem. En el séquito dirigencial, el vicepresidente segundo, Omar Solassi; el vice primero, Diego Turnes, y el secretario, Daniel Bravo, son, con idas y venidas en la relación con cada uno, la base de apoyo del Káiser. Sin embargo, el Gran Capitán confía más en sus amigos que en ellos tres.

Los allegados. Entre aquellos que no integran la comisión directiva se destaca Oscar Vázquez. Su asesor de prensa e imagen pública fundó en 2005 la agencia creativa Molo and Co., la cual luego fue conducida por su hijo Máximo, quien fue elegido vocal en 2009 y hoy es el director de Marketing. Vázquez padre toma decisiones de gobierno sin consultar. Tiene la más absoluta confianza por parte del presidente, quien le ha dado carta blanca para moverse sin tener que pedir permisos. Hace un año despidió al periodista Ricardo Dasso, encargado de prensa del plantel, y también a Eduardo López Segura, el ex gerente del estadio. Por intermedio de Vázquez, Passarella conoció a Norberto González Cao, quien fue, junto a Máximo, uno de los directores creativos de la campaña. Es director de cine, trabajó en agencias e hizo campañas políticas para el Frepaso de Carlos “Chacho” Alvarez.

Rodolfo Valgoni, preparador físico durante la primera etapa de Ramón Díaz y devenido intermediario, fue nombrado asesor del presidente. Supuestamente en forma ad honórem.

¿Y los dirigentes? Omar Solassi fue clave en la campaña electoral de 2009, ya que fue uno de los principales aportantes económicos. Es dueño de Frigoríficos Ecocarnes y tesorero del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas. En septiembre de 2011, junto a un grupo de industriales locales del negocio frigorífico adquirió la planta que Finexcor, de la cerealera Cargill, tenía en la localidad de Bernal. Un mes antes, el presidente lo había nombrado como representante del club en el comité ejecutivo de AFA.

El contexto no era el mejor. River acababa de descender, y poco antes Passarella le había pedido la renuncia a Julio Grondona en la sede de Viamonte. “No sé nada de fútbol”, confesó, entonces, el directivo nombrado, que, en el día a día, se encargaba del manejo de los deportes amateurs.

Diego Turnes fue parte de la comisión fiscalizadora de José María Aguilar, y es quien suele poner la cara ante los medios para balancear la habitual mala relación de Passarella con la prensa. Y no lo hace sólo al momento de hablar públicamente, ya que es quien maneja el off the record con el periodismo.

Los íntimos del presidente suelen mirarlo con cierto recelo: creen que suele filtrar información que el Káiser no quiere que trascienda. ¿Porque se está preparando para lanzarse como candidato? Tal vez. Más allá de esas especulaciones, Turnes es quien concreta la mayoría de los pases.

Daniel Bravo es el hombre que el histórico operador radical Enrique “Coti” Nosiglia, uno de los armadores de la construcción electoral del oficialismo, puso en la lista. El hijo de Alfredo, aquel veterano dirigente socialista, fue director del Instituto Educativo River Plate en tiempos del “aguilarato”. En los pasillos de la política nacional también es un nombre ilustre. Si no, que lo diga Enrique Olivera, quien sufrió una denuncia falsa de su parte los días previos a las legislativas de 2005. El ex legislador porteño por la Alianza lo acusó de tener cuentas secretas en Suiza, aunque después se demostró lo contrario.

Año final. El año 2013 no será fácil. En los primeros meses, el presidente deberá resolver si va o no por su reelección. La mancha del descenso parece difícil de limpiar. Los hinchas, tanto los espontáneos como los organizados en alguna fracción política, lo insultaron en cada partido de local, incluso en el último, contra Lanús, la tarde del regreso de Ramón Díaz.

Sin embargo, Daniel Alberto aún confía en lograr uno de los dos campeonatos y en que la oposición se fraccione en más de una alternativa fuerte. De ir por un nuevo mandato, el Káiser volverá a apoyarse en sus amigos de siempre.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil