viernes 26 de abril del 2024

El estilo "amor y paz" de Ramón Díaz

El DT de River amansó su ego y cambió el trato con sus jugadores. "Está más dócil desde que es abuelo", dijo su hijo (y ayudante) Emiliano.

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Que David Trezeguet supiera de entrada que era uno más en el plantel; el River austero, sin privilegios. Que la relación con los futbolistas fuera directa, fluida; el River familiar, tutelado por él. Que la prensa y los hinchas enfocaran la crítica lejos de los jugadores; el River tranquilo, sin escándalos. Las premisas de Ramón Díaz para este nuevo ciclo apuntan a bajar la histeria de un club que volvió del infierno y ahora pretende ser protagonista en el torneo Final. En el medio, el DT tuvo que amansar su ego y hacer concesiones. Ya menos verborrágico, dice mucho sin decir.

Para los hinchas de River, no es un hombre cualquiera. Díaz retornó a un club devastado en su confianza y volvió a dibujarle los rasgos de equipo ganador. Con la misma esencia, de a poco Ramón pretende reconfigurar cuestiones tácticas y anímicas que conviertan a River en candidato al título. El método de juego no lo cambió, aunque se advierten algunas diferencias respecto de sus etapas anteriores como entrenador. Parecido pero distinto, sus dos versiones confluyen en un personaje más equilibrado, menos explosivo. La banda tiene a su hombre, que se pronuncia en plural: los Ramones.

El abuelo. En su entorno lo ven mejor, más tranquilo. Su hijo Emiliano –también ayudante de campo– concedió en una entrevista a PERFIL publicada el 12 de enero de este año que su padre “está más dócil con el jugador”. El punto de inflexión fue ser abuelo. Desde el 4 de noviembre de 2009, cuando nació Tiziana, hija de Emiliano, Ramón está más flexible; logró romper la barrera que lo separaba de sus dirigidos. Ahora, por ejemplo, habla con los futbolistas hasta en las concentraciones. Y no sólo de fútbol. “Está mucho más humanizado”, confía alguien de su entorno. Atrás quedó la sombra de entrenador de hierro, que acumuló más enemigos internos en los planteles que títulos; no es un detalle en la carrera de quien se erigió como el técnico más ganador de la historia de River.

“La gente que trabaje conmigo tiene que coincidir en todo. Si no, no va a poder trabajar”, repetía Ramón Díaz, el otro. La frase formaba parte de su decálogo de técnico arrogante, que lo llevó a enfrentarse con dirigentes y, sobre todo, futbolistas. “Vos sos un hijo de puta y un cagón, porque no tenés huevos para decirme las cosas de frente”, lo insultó Leonardo Astrada. El Jefe detalló en la revista El Gráfico: “En el 96, la cola de jugadores que querían boxearlo era larguísima”. Solamente entre River y San Lorenzo podría hacer una lista de enemigos tan larga como una boleta electoral; algunos nombres: Roberto Trotta, Santiago Hirsig, Martín Cardetti, Adrián González, Diego Rivero, Nicolás Bianchi Arce, Sergio Berti, Enzo Francescoli, Agustín Orión y Sebastián Balsas.

Del actual plantel, apenas le hizo una especie de guerra fría a Trezeguet; no para romper relaciones, sino para que el delantero asumiera mayor compromiso. El resultado es una relación fluida y la reacción positiva del futbolista de 35 años: en esta etapa no faltó a ningún entrenamiento, mientras que en el semestre anterior había pasado mucho tiempo en kinesiología, lejos del trabajo junto con sus compañeros.

Quien lo viera. Ramón Díaz se relaciona con dos dirigentes: Daniel Passarella y Diego Turnes. Las explicaciones de cómo jugó el equipo y sus conclusiones se las transmite directamente al presidente. Con Passarella habla unos veinte minutos después de cada partido, y ya no tiene problemas en asumir su error de haber estado distanciado del Kaiser “por una pavada”.

Este Ramón Díaz bajó los decibeles; dicen que se nota. No se le escaparía una declaración como la que alguna vez soltó, cuando le preguntaron sobre cómo actuar ante el éxito de los futbolistas: “¿Felicitar a los jugadores? Para eso les pagan, para que vengan, corran, jueguen, hagan goles, ganen y se vayan a sus casas”.

En estos días pidió un micro especial para los viajes de larga distancia que haga River. Tendrá desde PlayStation hasta asientos reversibles, que permitan jugar al truco. Lo hizo pensando en los jugadores.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.