Es como empezar a mirar una serie de suspenso a partir del último capítulo. O leer el diario de la semana pasada. O volver a ver el video de un partido que ya se conoce el resultado. Así de predecible es el torneo de Italia: juegan veinte equipos, pero el campeón será, indefectiblemente, Juventus. La derrota del pasado miércoles del Nápoli, que se mantiene en segundo lugar, sirvió para confirmar la premisa. Ahora la Juve le lleva 18 puntos de ventaja con ocho partidos por delante. Solo un desastre apocalíptico podría torcer el rumbo. El sentido común dice que ocurrirá lo que ocurre siempre, y en dos fechas, tres a lo sumo, la foto del festejo de Cristiano Ronaldo recorrerá el mundo. Será el octavo título consecutivo del equipo de Turín. ¿Octavo? Sí, octavo. Un abuso. Una hegemonía desesperante. El monopolio de la pelota. Así es la Serie A de Italia: tan previsible que aburre.
El de Juventus, de todos modos, no es único imperio de Europa. Hay otros países con clubes dominantes hasta el hartazgo. Alemania y Escocia, por ejemplo. El Bayern Munich suma siete Bundesligas al hilo, desde la temporada 2012/13 hasta la de 2017/2018. El Celtic escocés, que históricamente se repartió los títulos con el otro grande, Glasgow Rangers, se cortó solo y ganó los últimos siete torneos.
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La Ligue 1 de Francia tampoco es la excepción. El estelar París Saint Germain, donde los argentinos Ángel Di María y Leandro Paredes están a punto de celebrar el bicampeonato. El PSG le sacó 20 puntos de diferencia a su escolta, Lille, y volverá a dar la vuelta olímpica tal como lo hiciera en 2014, 2015, 2016 y 2018. En 2017, el Mónaco se interpuso en su camino.
Pocas cosas deben ser tan aburridas como arrancar un campeonato, con 19 partidos por delante, y conocer el desenlace. Algo hermoso del fútbol es que en la primera fecha todos tienen esperanzas. Hasta el recién ascendido sueña con la gloria. Después suele ocurrir lo inevitable, entonces ese entusiasmo inicial deriva en resignación, hasta que comienza otro torneo y la ilusión se renueva. Bien, en Italia, Alemania y Escocia eso es una utopía. Todo lo que puede generar adrenalina tiene que ver con disputar el segundo puesto.
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Que Racing sea el campeón en la Argentina y que el equipo que peleó el título hasta la penúltima fecha haya sido un tal Defensa y Justicia, no deja de ser un panorama interesante al lado aquel fútbol previsible y monopólico.
