viernes 03 de mayo del 2024

La rubia, la morocha y la pelirroja

Estaba arreglándome para ir al Faena cuando me llamó Caro, una amiga de Hippo. Me preguntó si todavía tenía la ropita de mujer policía.

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Estaba arreglándome para ir al Faena cuando me llamó Caro, una amiga de Hippo. Me preguntó si todavía tenía la ropita de mujer policía.

•    Sí, ¿por?

•    ¿Me la llevás al hotel?

•    ¿A qué hotel?

•    Al Faena, boluda, ¿no estás yendo para allá?

•    ¿Vos vas?

•    Sí y a Vale también la llamaron. El chabón quería la rubia, la morocha y la pelirroja. A ella le toca de mucamita y a mí de mujer policía.

•    Ah ahora entiendo. A mí me tocó de enfermera.

Me registré en la entrada y fui directamente a la habitación. Mis viejas amigas acababan de llegar y estaban en el jacuzzi. El ex jugador de River me saludó amablemente y mientras yo me sumergía en el agua burbujeante con Caro y Vale, lo escuché llamar a la recepción y pedir un Federico. ¿Un Federico? Por Dios, está ganando millones de euros, lo mínimo que podía pedir era un Chandon.

Cuando llegó la bebida, al muchacho se le ocurrió que de a una teníamos que sumergirnos y chuparle la pija bajo el agua mientras él tomaba ese champagne barato. Mis amigas gritaban y se cagaban de risa; la verdad que fue divertido, yo nunca lo había hecho. Tampoco es algo del otro mundo, te cagás tragando agua.

Salimos del jacuzzi , nos secamos y cada una se puso el trajecito que le correspondía. Yo lo besaba mientras Caro y Vale le chupaban la pija. Después, nos pidió que nos pusiéramos en cuatro, una al lado de la otra y nos fue cogiendo un rato a cada una. Cuando me tocó a mí, le pregunté si se había cambiado el forro y me dijo ¿Qué? Saqué un forro de mi delantalcito de enfermera y se lo cambié por el que tenía, cosa que creo que no le gustó; mis amigas me dijeron después que les había parecido una actitud re cortamambo y yo les dije bueno, si les gusta compartir el forro entre ustedes con un jugador que pide champagne barato, no es mi problema.

Quiso acabarnos en la boca a las tres, como si nos manguereara. La rubia, la morocha y la pelirroja, repetía mientras se frotaba la pija. Era evidente que había mirado demasiadas películas porno.  Luego de semejante aventura, nos dimos una ducha y cuando me estaba cambiando, se me acercó con un papelito en la mano.

•    Este es mi número de celular –me dijo

•    Ah, pensé que era plata – respondí.

•    La plata de las tres la tiene Caro.

•    A ella le tocó la plata y a mí tu número de celular, qué bien.

•    No seas así, rubia, ahora te da tu parte. Lo que habíamos arreglado y una propina.

•    Está bien, disculpá.

•    Nada que disculpar, rubia. Me encantaría que me llames. Ir a pasear en mi auto, salir.

•    Es que las putas no llamamos.

•    Vos sos mucho más que una puta para mí.

•    ¡Qué tierno! Pero vos no sos más que un cliente para mí.

Le di un beso en la mejilla y me fui con mis amigas. En el ascensor nos repartimos la plata. La propina a la que se refería, eran $10 para cada una.

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