Por más tonada española que tenga, la tierra en la que nació, la de su padre, nadie podrá reclamarlo: Alejandro Garnacho está blindado para siempre con la Selección Argentina. Y sí, tres estrellas pesan más que una.
A los 39 minutos del segundo tiempo de la goleada 3-0 ante Bolivia en la difícil altura boliviana, el técnico Lionel Scaloni decidió sacar a Nicolás González y mandó a llamar al jugador del Manchester United. El jueves ante Ecuador había esperado en el banco del Monumental y se tuvo que “conformar” con abrazar a Lionel Messi tras su golazo.
Si bien ya había debutado en los amistosos de marzo ante Australia e Indonesia, había gran expectativa por verlo jugar por los puntos. El reglamento FIFA impone un mínimo de tres partidos con un mismo país para “bloquear” la nacionalidad en jugadores menores de 21 años.
Ale, como le dicen en la intimidad del campeón del mundo, redondeó una correcta actuación durante los 9 minutos que jugó en el difícil Hernando Siles: tocó la pelota en cinco oportunidades, acertó cuatro pases y perdió una sola vez el balón.
“No me hace falta jugar tres partidos”, había anticipado él, pero ahora ya no hay papeles que mirar, ni recurso que valga. Lo de esperar tres años, si España quería citarlo como lo hizo para una Sub-18, se terminó.
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