Periodista
Racing Vuelve. Siempre. Es una Argentina a pequeña escala. Cuando parece que el crecimiento es sostenido, un vendaval desacomoda todo. Las cuatro derrotas en la Copa de la Liga Profesional –y la eliminación de su zona– hicieron que el club regresara a sus viejos tiempos: crisis deportiva, internas dirigenciales, amagues de renuncias y una actualidad muy lejana a la que se acostumbró en los últimos años. Porque Racing había cambiado su paradigma hasta desde lo conceptual: dejó el sufrimiento y la exaltación de su hinchada para pasar a la época del “Racing Positivo”, ordenado económica e institucionalmente, y con logros deportivos.
Pero en un mes, la situación se dio vuelta de manera inesperada. Porque no solo se dio vuelta adentro de la cancha. También afuera: los rumores de que Diego Milito iba a dejar la Secretaría Técnica de Racing que movilizaron a hinchas en redes sociales, foros y programas partidarios se hicieron realidad este domingo tras el anuncio del ídolo en sus redes sociales a tan solo dos días del duelo copero ante Flamengo.
Con contrato hasta diciembre, el secretario técnico tomó la decisión por varios motivos. Pero lejos de terminar ahí, el que también evalúa dar un paso al costado es el presidente Víctor Blanco, agobiado por una interna que se le fue de las manos y que le hace replantear su candidatura en las elecciones del próximo mes.
Las razones de la renuncia de Milito
En todos estos años, Milito fortaleció el vínculo con muchos dirigentes y se distanció de otros. Con Blanco construyó una relación por conveniencia, pero de mutuo respeto. Con los vicepresidentes tenía una relación dual: la afinidad con Alfredo Chiodini (vice 2do) era inversamente proporcional a la que mantenía con Miguel Jiménez (vice 1ro).
Más allá del trinomio, con dos dirigentes siempre se mantuvo distanciado por los modos: Adrián “Oso” Fernández y Roberto Torres. Los dos son vocales de la Comisión Directiva, pero su verdadero peso está en el fútbol. Fernández es uno de los responsables de las inferiores; y Torres fue, por ejemplo, quien acompañó en cada concentración al equipo campeón de Eduardo Coudet. Los dos vienen de la tribuna de los 90 y en el club los definen como temperamentales y a veces poco diplomáticos. Milito se caracteriza por un trato aséptico, casi europeo. Esas dos formas chocan desde siempre.
No es ninguna novedad: la relación entre Blanco y Milito pasa por su peor momento. De hecho, en el entorno del presidente reconocen que nunca lo vieron tan angustiado, al punto que dudan de que sostenga su postulación. Blanco es el candidato del oficialismo en las elecciones del 20 de diciembre (si el municipio de Avellaneda lo permite por la pandemia) y se descuenta que va a ganarlas: la oposición va dividida y el actual presidente tiene una alta imagen positiva entre los socios. Una posible renuncia a la candidatura por el affaire Milito generaría un sismo político con un horizonte incierto.
¿Pero por qué se rompió la relación Blanco-Milito? Las miradas políticas y económicas tallan en esta cuestión. Milito pidió, por ejemplo, que Racing comprara a Gastón “Corcho” Rodríguez, de Banfield, para reforzar el mediocampo y suplir la ausencia por lesión de Marcelo Díaz. Por un pedido de Eduardo Spinosa (expresidente del Taladro y mano derecha de Marcelo Tinelli en la Liga Profesional), Blanco no avanzó en la compra. El peso en AFA y la Liga Profesional muchas veces se paga haciendo un equilibrio imposible entre dirigentes: Blanco se especializó en eso durante todo este tiempo.
Milito no analiza esas cuestiones. Tampoco le importan. Se aboca por completo a la gestión deportiva sin ver otras circunstancias. Por eso pide que se concreten proyectos que para Blanco son astronómicos: la inversión de diez millones de dólares en el nuevo predio de Ezeiza o el canal Racing TV son dos ejemplos de eso.
Todo se agravó, obvio, por lo que sucede en el campo de juego con el equipo de Sebastián Beccacece, el elegido por el Príncipe este año. Ya eliminado del grupo de la Copa de la Liga Profesional, con diez goles en contra y apenas uno a favor, a Beccacece le queda avanzar en la Libertadores, el verdadero objetivo para este 2020. Enfrente estará Flamengo, el campeón de América. No será nada fácil, sobre todo en medio de este clima enrarecido que hace recordar al viejo Racing.