martes 19 de marzo del 2024

Los agentes "invisibles" que manejan el fútbol

Las figuras nacionales se reparten entre seis o siete representantes que prefieren el perfil bajo y que tienen más poder del que se podría suponer.

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“Le di miles de opciones a (Marcelo, vicepresidente) Malaspina; no fue por el dinero.” Ernesto Farías hoy no es el nueve de Estudiantes porque, según deslizó el delantero del Cruzeiro, en Estudiantes el patovica de la puerta es Miguel Pires, representante de Juan Sebastián Verón, Gata Fernández, Gabriel Mercado, Maximiliano Núñez y Leandro González, actuales futbolistas del club de La Plata. Tecla dio en la ídem.

Pires está distanciado, por negocios, de Fernando Hidalgo, el representante de Farías. Con la venia dirigencial, el amigo de Verón no quiso saber nada con un futbolista acercado por su ex socio. “Si querés que un jugador tuyo vaya a Estudiantes, tenés que aceptar que intervenga Pires y pagarle por la intermediación”, detalla en off otro representante.

Si bien uno de los hombres-bandera del nuevo mapa de representantes del fútbol argentino no atraviesa el mejor momento con la dirigencia de Estudiantes (¿por el caso Enzo Pérez?), ayer sacó chapa de sus contactos vía Twitter: “¿Boselli va al Pincha? Mmm”. El sugestivo comentario fue escrito desde Londres, donde aterrizó anoche.

En la feria de los representantes del fútbol, el menú es para todos los gustos: lo fashion, lo bizarro y lo que cae mal al estómago entra en esta carta tan particular, en la que se impregnan los apellidos de trotamundos, mercenarios, laburantes y, también, de los indescifrables. Son, todos, los que se sientan en la mesa en la que se cocinan los pases que deciden dónde caerá el ídolo o el jugador más insultado por cada hinchada.

Muerto el rey... El mercado no tiene dueño, coinciden los que juegan sin pelota. Sin embargo, hay una lista de nombres que se impone en esta jungla de representantes-intermediarios-cazadores de talentos: Marcelo Simonian, Jorge Cyterszpiller, Ricardo Schlieper, Juan Cruz Oller y los mencionados Pires e Hidalgo. “Esta profesión la inventó Guillermo Cóppola y la profesionalizó Gustavo Mascardi”, le dice a PERFIL Oller, quien encontró el nicho del fútbol griego. De los 31 argentinos que juegan en esa liga, 19 son representados por él.

¿Simonian y Pires son hoy los más reconocidos? “Puede ser”, concede Gustavo Goñi, desde Europa. El representante de Martín Palermo es un periodista devenido representante, tales los casos de Matías Aldao y Hernán Finessi.

Se corre detrás de la pelota y de la plata grande, aunque los riesgos que se asumen son enormes. Un representante top gasta, promedio, 25 mil dólares al año sólo en pasajes. Después, espera por el botín, a veces en lugares y situaciones inéditas. “Es un trabajo que te arruina psicológicamente”, le exagera a este medio Oller. Y cuenta: “Por el pase de Sand estuve 41 días, solo, en Dubai. Estar sin nadie alrededor, en la habitación del hotel, pendiente todo el día del teléfono, es tremendo”.

Finalmente, el delantero de Lanús fue fichado por Al Ain en 10 millones de dólares. Del contrato del jugador, el representante se queda entre el 10 o el 15 por ciento, dependiendo del caso.

Algo huele mal. “El jugador de fútbol cambió la cabeza. Ahora no se casan con nadie. Por eso la traición está a la vuelta de la esquina”, opina Finessi. La historia de peleas y toma de postas por el liderazgo tiene un correlato marcado. Mascardi, que era el número uno, fue corrido por su entonces ladero, Hidalgo, quien, a su vez, fue desplazado por Pires, su viejo socio. “Y ahora a él le va a pasar lo mismo”, aventura un representante que prefiere no ser mencionado. Por su parte, Oller explica: “Cuando tenés muchos jugadores, perdés cuatro o cinco por año”. El motivo tiene explicación en que los futbolistas, hoy, reclaman atención personalizada. “A mí me intentaron robar a un montón, pero apenas perdí a Agustín Alayes. Si se te van más de cinco, el problema es tuyo”, analiza el representante de Sand, Adrián Bastía y Matías Vuoso, entre otros.

La mitología del fútbol encierra casos incomprobables que, sin embargo, rondan en el ambiente. El guión de una ficción podría indicar que Mario Bolatti y Javier Pastore, representados por Simonian, estaban afuera del Mundial 2010. Aunque en los meses previos desplazaron a Juan Mercier y José Sosa, que ya tenían pasaje de avión para Sudáfrica. O que a Rodrigo López lo había ofrecido un grupo empresario a Estudiantes, pero que recién arribó al club cuando la intermediación la hizo Pires. ¿Más? El pase de magia sobre un escenario Monumental: de pronto, Gabriel Funes Mori dejó de tener como representante a Lucas Bernasconi.

La figura del intermediario también se impone. Si bien un jugador puede pertenecer a una empresa, a veces el puente entre los clubes es uno de los agentes. Por ejemplo, Erik Lamela es representado por la empresa IMG, pero fue Simonian el que acercó la oferta del Milan a River.

En los aeropuertos se cruzan siempre los mismos. Son los que viajan, invierten, hacen contactos, desayunan con presidentes de clubes de Europa y almuerzan con jeques árabes. Los que resuelven los pases ya no son los de antes. El negocio muta; algunos ganan y otros se van al descenso. Lo inalterable es que ninguno se descuida. Saben que su jugador está siendo mirado.

(*) Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil