La séptima fecha del Torneo de 30 equipos tendrá la particularidad de contar con varios partidos que se disputarán a puertas cerradas debido a distintas sanciones que recaen sobre varios clubes. Parecería que no alcanza con que no haya visitantes para erradicar la violencia.
Godoy Cruz-Independiente. El Tomba fue suspendido por la agresión que recibió el masajista de Lanús en su último partido como local. Juan Franco debió ser operado por un desprendimiento de córnea luego de ser impactado por un rollo de papel que no se abrió e impactó en su ojo izquierdo.
San Lorenzo-Lanús. El Ciclón jugó hace unas semanas sin público su partido de Copa Libertadores ante Corinthians por una suspensión que debía por el uso de pirotecnia en la final del año pasado. Esta nueva sanción llega por la agresión al juez de línea Juan Pablo Belatti en el enfrentamiento ante River por la Recopa Sudamericana. En este caso no fue la CONMEBOL quien dictó la pena, sino el Comité Ejecutivo de la AFA.
Gimnasia-River. El Lobo debería haber jugado el último partido como local (ante Chicago) sin público pero una apelación evitó la sanción y ahora el APREVIDE intentará que la cumpla en el choque del domingo frente a River. La medida es por los enfrentamientos entre la barra Tripera y la Policía luego de la derrota en el clásico platense.
Quilmes-Sarmiento y Tigre-Defensa y Justicia también iban a jugarse sin público por peleas internas en las tribunas del Cervecero y el Matador en sus últimos encuentros como locales, pero finalmente, luego de la gestión de Aníbal Fernández, ambas parcialidades podrán asistir a la cancha y evitar el récord de cinco partidos a puertas cerradas en una misma fecha. Mientras, la solución a la violencia está lejos de encontrarse.
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