viernes 26 de abril del 2024

La marihuana no es bendición, es problema

Un exjugador de fútbol americano solicitó a la NFL liberar el uso del cannabis y estalló el debate. Qué produce la sustancia en el deportista.

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Ni bien Ryan O'Callaghan, reconocido contención del fútbol americano, que llegó a disputar el SuperBowl en 2008 con los New England Patriots, alabó y bregó por el uso de la marihuana en el deporte la noticia replicó en varios portales deportivos del mundo. “La marihuana es un regalo de Dios para los jugadores” titularon varios periódicos, sin ahondar en el trasfondo de la nota.

Durante su carrera deportiva y a causa de las variadas lesiones, Ryan desarrolló una creciente dependencia/adicción a los analgésicos convencionales y también a los opioides. Tras más de seis años fuera de las canchas, en una entrevista reciente a USA TODAY Sports, relató cómo su calidad de vida mejoró desde que le autorizaron el consumo de marihuana medicinal y le recomendó a la NFL (National Football League) que cambie su postura y le habilite a los futbolistas la posibilidad de consumo.

El cannabis no es un regalo de Dios para los deportistas, es una condena. El título de la nota podría haber sido otro, eligiendo entre las frases que dejó O'Callaghan: “La marihuana es una bendición para personas que viven lo que vivo yo. Llega un momento en que nadie quiere seguir tomando esas píldoras”. Para Ryan, que tiene cinco cirugías en el hombro izquierdo, dos en el derecho, una en la mano izquierda y una parálisis parciales de una de sus piernas, el consumo de cannabinoides puede llegar a ser una alternativa muy viable, pero ese ejemplo no es trasladable para un deportista en actividad.

“Cannabis: Exercise performance and sport. A systematic review” es la más reciente revisión sistemática en torno a la temática. El Dr. Michael C. Kennedy del St. Vincent's Hospital Medical School de Sydney (Australia) recopila las investigaciones existentes hasta la fecha y llega a conclusiones. En primer lugar reconoce que no hay muchas investigaciones pero sobre lo que existe hay coincidencia. La recomendación “boca a boca” entre deportistas sobre sus propiedades relajantes y analgésicas chocan contra las consecuencias en el rendimiento físico. La administración aguda de Tetrahidrocannabinol (THC), principal componente psicoactivo de la marihuana, induce el aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia) y reduce la prestación física. Hay buena cantidad de informes de casos que asocian THC y análogos con efectos cardíacos adversos. En relación a la fuerza y la resistencia aeróbica, no hay razones teóricas ni visibles para creer que podría aumentar. Por el contrario, sí está comprobado que puede deteriorar habilidades en situaciones extremas; por lo cual, en el caso de un futbolista, podría alterar su ejecución y coordinación en la resolución de la jugada, principalmente ante el estrés de un partido.

En algunos estados de los Estados Unidos, hay legislación sobre condiciones médicas para obtener legalmente cannabis. Requisitos que son fácilmente cumplimentadas por cualquier deportistas o ex deportistas de disciplinas de contacto (fútbol) o colisión (fútbol americano o rugby), incluso por quien escribe estas líneas.

En relación a la solicitud de Ryan O'Callaghan a la NFL para que habilite su uso, el procedimiento no es tan sencillo, si no que necesita llevar adelante ciertos pasos. La WADA (Asociación Mundial Antidopaje) es el ente encargado de habilitar y prohibir el consumo de sustancias, no la NFL. Para autorizar su consumo, habría dos alternativas. Por un lado, que quiten a la marihuana del listado de sustancias prohibidas, lo cual sería bastante difícil porque permitiría su consumo en deportes de precisión donde puede ser provechoso (tiro, arquería, etc) o comenzar a aceptarla dentro de las exenciones de uso terapéutico. Esta exención es un trámite individual y secreto que realiza el deportista con el acompañamiento de su cuerpo médico, donde se solicita a WADA que permita el uso de una sustancia que figura como prohibida, debido a una necesidad de tratamiento médico.

La gimnasta estadounidense Simone Biles, campeona olímpica y una de las estrellas máximas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, fue noticia hace un par de meses cuando un grupo de hackers vulneró los registros de la WADA y filtró a la prensa que la atleta “compitió con ventaja”. En realidad, Biles tenía autorizado el uso de un medicamento psicoestimulante, el metilfenidato (comercialmente conocido como Ritalina), por estar diagnosticada desde la niñez con un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La delgada línea entre las exenciones de uso terapéutico y el doping no es el motivo de esta columna y quedarán para la próxima oportunidad.

Lo que sí, llegado a este punto, queda bastante claro es que la afirmación de O'Callaghan no es tan fiable como la quieren mostrar. “Ellos saben que la marihuana es inofensiva, y no mejora el rendimiento. He conocido a tipos que han jugado fumados y no pasa nada, absolutamente”.

En la Argentina todos deberíamos asumir, principalmente con nuestro fútbol como ejemplo, que quien consume marihuana no está intentando sacar una ventaja y el sistema debe acompañarlo en lugar de ensañarse en el castigo. Ahora, afirmar y replicar que “la marihuana es una bendición para el deportista” sin ninguna salvedad, es lisa y llanamente una patraña.