jueves 28 de marzo del 2024
Crisis roja

Independiente arde en su propio infierno

Cuando asumió, en 2014, Hugo Moyano puso de pie a un club en ruinas. Pero con el avance de su gestión la situación económica e institucional se agravó. Hoy el club enfrenta reclamos por deudas impagas, aprietes de la barra y un presente futbolístico lamentable.

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(*) Por Alejandro Duchini | "Tenemos que refundar a Independiente”. Era julio de 2014 y Hugo Moyano asumía como presidente de un Independiente que acababa de volver a Primera tras su temporada en el infierno. El club estaba arrasado y la gestión Moyano lo fue estabilizando. Hasta que alcanzó la gloria con la Copa Sudamericana en 2017. Pero todo volvió a desplomarse. Después de Ariel Holan llegaron Sebastián Beccacece, despedido tras una pésima campaña, y ahora Lucas Pusineri, un técnico sin experiencia que prevaleció por sobre el regreso de Mauricio Pellegrino, con roce europeo. Los que no llegaron fueron jugadores que conformen a los hinchas. El desenlace era previsible. Y el papelón del domingo pasado ante Racing representa apenas una gota en medio de un mar embravecido.

Triunvirato. Hugo Moyano consolidó su poder junto con su hijo Pablo, vicepresidente primero, y el secretario general Héctor “Yoyo” Maldonado. Todas las decisiones pasan por ellos. Una fuente informada sobre la política del club indicó que el trinomio no realiza las reuniones de comisión directiva tal cual señala el estatuto del club. Un ejemplo es que hicieron una el 28 de diciembre de 2018 y la siguiente fue recién en octubre de 2019. Diez meses es mucho para un ejercicio que debe realizarse una vez a la semana.

Y no tienen oposición. Ante la consulta de PERFIL, una fuente lamenta que lo único que se ve en el horizonte es “lo de Grinbank”. La referencia es al empresario Daniel Grinbank, quien prometió no volver a la dirigencia del fútbol tras su paso por Independiente en los 2000. Grinbank respalda a Fernando Montenegro, el presidente de la agrupación Puro Sentimiento Rojo, todavía sin peso en la vida institucional.

El empresario del espectáculo difundió en sus redes el pedido de esa agrupación sobre cuál es la situación respecto de las deudas que el club tiene con la AFA y la FIFA por pases de jugadores. Al Torino le adeuda por Gastón Silva y a Defensor Sporting por Carlos Benavídez. Grinbank también criticó la blanda postura de los medios partidarios, que no son pocos. Tiene razón: la mayoría es vocera no oficial de los Moyano y Maldonado. También niegan sistemáticamente acreditaciones a medios nacionales.

Las voces opositoras se hicieron escuchar a fines del año pasado, luego de que el trinomio minimizara el estado económico del club, con una deuda de 1.100 millones de pesos. El secretario deportivo, Jorge Damiani, sintetizó que “estamos a la deriva”, abriendo así un frente de batalla. Y el ex ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, ahora ex dirigente, dijo que “los Moyano sacaron al club de su peor lugar. La segunda etapa no fue igual. Los pensamientos únicos siempre son malos”. Ritondo es otro que piensa en las elecciones rojas de 2021.

En los últimos meses, Martín Redrado se acercó a los Moyano para asesorar y poner al día las cuentas a través de su Fundación Capital. Mientras tanto, la dirigencia jugó para la tribuna. Se despidió a Javier Cantero como socio –¡ay, los hinchas no van a dormir!– y se anunció que el estadio Libertadores de América pasará a llamarse Ricardo Bochini. El último papelón fue el despido de Pablo Pérez, uno de los mejores jugadores del plantel. La excusa fue su mal carácter pero la realidad es su alto salario.

El grupo que encontró Pusineri está desmantelado. A Pérez se le suman los alejamientos de Nicolás Figal, Nicolás Domingo, Cristian Chávez, Sebastián Palacios y Francisco Pizzini. Pero como cuando algo sale mal, puede salir peor, Alan Franco podría irse a Los Angeles Galaxy y Martín Benítez, al Vasco da Gama. Eso no es todo. Cecilio Domínguez, que llegó como la gran figura, también podría irse a Cerro Porteño. Aunque su mal rendimiento hace dudar sobre si eso es bueno o malo. Habrá que ver en qué condiciones regresan los lesionados Pablo Hernández y el uruguayo Carlos Benavídez, que se recuperan de sus roturas de ligamentos cruzados.

Un poco más atrás hubo ventas obligadas por lo económico pero que no encontraron reemplazantes. Van los ejemplos de Emiliano Rigoni, Ezequiel Barco, Maximiliano Meza y el Puma Gigliotti (en su mejor momento).

Aprietes. Pero a no desesperar. El club –socios, hinchas, dirigentes, jugadores– está unido. Se nota cuando Pablo Moyano dice que ellos, los directivos, no tienen la culpa de que el 9 no haga goles. Un amigazo. La visita de la barra brava al entrenamiento en Villa Domínico este miércoles ante la pasividad de los encargados de la seguridad del predio es otra muestra. Eso sí: como nadie preveía que eso podía pasar, hubo alguien despierto que llamó a la policía y la policía llegó y puso orden en el ¿inesperado? caos.

Maldonado fue quien puso paños fríos al reafirmar su idea de que hay un buen plantel y aceptar responsabilidad: “Los responsables somos todos. En las buenas y en las malas. Hoy nos toca una situación adversa”. Pablo Moyano, además de lo que dijo, no aportó demasiado cuando en medio de la derrota con Racing subió a redes sociales las fotos de su encuentro con Nicolás Maduro, el presidente venezolano. Es como cuando, hace tres años, Chiqui Tapia tuiteó fotos en la peluquería mientras sancionaban a Lionel Messi en medio del mal rendimiento del seleccionado en las Eliminatorias.

Tras la derrota en el clásico, Hugo Moyano siguió en su terreno político-sindical. Se reunió con el presidente de la Nación, Alberto Fernández, pero por cuestiones políticas. Entre ellas, la empresa OCA, a la que Moyano quiere imponer el interventor dado que por decisión judicial es administrada por el Estado y el sindicato de camioneros. OCA, que auspició la camiseta del Rojo, le debe alrededor de $ 17 mil millones a la AFIP. Tiene poco más de 6 mil empleados, casi todos afiliados al gremio de Moyano.

El jueves, Independiente volvió a ganar. Fue un 1-0 ante Fortaleza, de Brasil, por la Sudamericana. Los brasileños merecieron al menos el empate. Pero la atención estaba puesta en la reacción de los hinchas. Lo que se escuchó fueron insultos y, por momentos, indiferencia, que es peor. También insultaron a los Moyano, a pesar de que en la previa se hablaba de que habría aprietes para quienes se manifestaran en su contra.

El 23 de febrero de 2019 Independiente recibía a un Racing que se perfilaba campeón del torneo local. Racing jugó mejor y ganó 3-1. Fue la noche en la que Licha López corrió desde su campo con la pelota dominada, dejó mal parado a Campaña y mandó un centro para que Matías Zaracho convirtiera el tercero. Fue un gol agónico e histórico. Tal vez no tanto como el del Chelo Díaz, el domingo pasado. Todo en menos de un año. En estos tiempos en Avellaneda unos hacen historia de la buena y otros hacen lo que pueden.

(*) Esta nota fue publicada en el diario PERFIL.