Diego Armando Maradona, en su intensa vida, estuvo dos veces al borde de la muerte cuando ya había dejado el fútbol, antes de que este miércoles 25 de noviembre su corazón no resistiera más.
"En vivencias, Diego no cumple 60, cumple 600", había dicho su histórico preparador físico Fernando Signorini, en el último cumpleaños del Diez.
En el 2000, Maradona había tenido su primer cuadro crítico de salud, cuando fue internado de urgencia en el Policlínico La Barra de Punta del Este. "Tenía una crisis hipertensiva y una arritmia ventricular. Además, dejaba de respirar durante lapsos de cinco o seis segundos. Estaba muy grave en serio", declaró en ese momento Jorge Romero, el médico que -al mes de recibirse- le salvó la vida al mejor futbolista de todos los tiempos.
Por entonces, la descompensación se produjo por una sobredosis: había clorhidrato de cocaína en la sangre y la orina. Unas semanas más tarde, Maradona se instaló en Cuba para rehabilitarse de las adicciones.
En abril de 2004, Diego le dio otro susto grande a sus seres queridos cuando fue internado -en estado crítico y con un panorama similar al de Punta del Este- en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina de la Capital Federal. En ese parte médico se habló de "una crisis hipertensiva en un cuadro basal de miocardiopatía dilatada y posterior hipotensión arterial, que necesitó medicación y apoyo hemodinámico".
Como jugador, aunque ya tenía problemas con las drogas y como él mismo reconoció pasaba días sin dormir antes de los partidos, Maradona mostraba siempre unas recuperaciones físicas impresionantes.
Una vez retirado y rehabilitado, Maradona llegó a pesar 120 kilos en 2005. El sobrepeso le producía problemas respiratorios y circulatorios, hipertensión, apnea del sueño, diabetes y alteraban el sistema renal. Por eso, Diego se hizo un bypass gástrico en Cartagena, Colombia. A pesar de esa operación, a fines de marzo de 2007, el astro futbolístico fue ingresado al Sanatorio Güemes porteño por una descompensación, producto de exceso en las comidas.
En 2012, mientras estaba en Emiratos Árabes Unidos como entrenador de Al Wasl, Maradona debió ser intervenido de cólicos renales que le provocaron dolores intensos en la zona abdominal. En 2015 volvió a operarse por el sobrepeso, aunque esta vez en Venezuela, donde le colocaron un cinturón gástrico para achicarle el estómago. Ya "limpio" de su adicción a las drogas, Maradona desarrolló una relación complicada con el alcohol.
En el 2019 tuvo dos problemas de salud que lo llevaron a internarse. En enero se realizó una endoscopía y se le detectó un sangrado estomacal, por lo que pasó un breve lapso en la Clínica Olivos, antes de volver a México, donde dirigía a Dorados de Sinaloa. En julio le colocaron una prótesis en la rodilla derecha, aquejada por una sinovitis aguda y artrosis que le impedían moverse con normalidad.
Este año, por la pandemia, el encierro y problemas familiares, Maradona sufría de depresión. El día de su cumpleaños hizo una aparición pública en la cancha de Gimnasia donde se lo vio muy desmejorado. Días después, su equipo médico y su familia lo internaron en la Clínica Olivos, donde se le detectó el hematoma subdural en la cabeza.
Leopoldo Luque, su neurocirujano y médico de cabecera, lo operó. Tras recuperarse de esa cirugía, Maradona fue trasladado a una casa en un barrio cerrado en Tigre, donde hoy murió de un paro cardiorrespiratorio a los 60 años.
Fuente: Telam