miércoles 04 de diciembre del 2024
Messi en Miami

Lionel Messi, bajo la mirada de Romero Brest en su natalicio

La sobrecarga muscular en el isquiotibial derecho de la "Pulga" es un nuevo vaso comunicante en la relación entre el jugador y las ciencias del deporte. Un vínculo que arrancó en la infancia con la administración de hormona de crecimiento.

Cuando el último miércoles, Lionel Messi se marchó lesionado del encuentro entre su equipo (Inter Miami) y el Toronto FC, el escenario se paralizó. Pasan las décadas y cada vez es más grande el magnetismo que genera su figura y la desazón que invade al público con su ausencia. Al punto de reacciones increíbles, como estadios vaciándose en el medio de un partido ante la salida del 10.

Ya pasaron diez años de estas líneas y la perdurabilidad de Messi en la élite mundial nos sigue invitando a escribir sobre “Messi y la epidemiología de sus lesiones".

Los auxiliares que lo acompañan cambiaron, así como cambiaron los clubes y los entrenadores. También cambió su situación personal, porque finalmente alzó la Copa del Mundo en Qatar 2022 para la alegría del pueblo argentino y para su liberación emocional. Lo que sigue vigente, vaya uno a saber por cuanto tiempo más es la hegemonía que tiene sobre el mundo del futbol espectáculo y como su ausencia por lesión es una noticia igual de importante que sus logros deportivos. Parte de eso, se debe a la injerencia y el desarrollo de las ciencias del deporte en el estudio del deportista.

“El conjunto de acciones internas y externas que constituyen el medio en que se desarrollan los organismos, actúa sin cesar sobre ellos y los modifica profunda y poderosamente del triple punto de vista físico, moral y social. De tal manera que el individuo puede ser considerado, hasta cierto punto como una resultante de todas estas acciones que han formado por una parte y diferenciado después, su caudal hereditario.”, afirmó Enrique Romero Brest en su libro “Pedagogía de la Educación Física” escrito en 1911.

Romero Brest es considerado el padre de la medicina del deporte en la Argentina y todos los 25 de septiembre se conmemora su natalicio y el día del médico deportólogo. En sus comienzos fue un pionero en el estudio del efecto de la actividad física y el deporte en el cuerpo humano.

Como es bien sabido y de público conocimiento, tanto en las relaciones humanas como en la física, una cadena en tensión suele ceder o romperse en el eslabón más débil. En el fútbol, a las cadenas musculares del cuerpo le pasa exactamente lo mismo y eso se da cuando un futbolista juega mucho y descansa/entrena poco. También es sabido que no hay factor predisponente más importante para sufrir una lesión muscular que haber tenido una lesión muscular previa.

Desde que llegó a Estados Unidos, Messi no paró de competir. Durante un mes y medio, desde su debut el 21 de julio ante Cruz Azul hasta el 3 de septiembre en la victoria en Los Ángeles contra LAFC, Lionel disputó un partido cada cuatro noches. De los once encuentros en cuarenta y cuatro días, solo en tres no participó la totalidad del tiempo y siempre jugó más de treinta minutos. A eso hay que sumarle la convocatoria por las eliminatorias, el partido contra Ecuador en el Monumental y el viaje a la altura de La Paz en Bolivia.

Por lo tanto, si una cadena en tensión se rompe por el eslabón más débil y el cuerpo de Messi está siendo muy demandado, ¿Dónde está su punto más vulnerable según su historial de lesiones?.

Esa pregunta retórica, estimado lector, ya tuvo respuesta.

"Me parece muy prudente que sepa cuándo pedir el cambio a esta altura de su carrera. Lo queremos ver por mucho tiempo en las canchas y queremos ayudarlo a que tome conciencia de que hay momentos para parar. Creo que hoy, con su experiencia, sabe cuándo decir basta y tomar recaudos"; fueron las declaraciones de su entrenador, Gerardo Martino, como un elogio sobre la conducta del futbolista de 36 años, cuando siempre se habló sobre la tozudez y el inconformismo que tiene Messi para ser reemplazado durante un partido.

Lionel no estuvo (al igual que Busquets y Alba) el fin de semana en el clásico ante Orlando City que terminó 1 a 1, porque las Garzas de Miami irán el próximo miércoles por su segundo título de la era Messi. Seguramente el mejor jugador de todos los tiempos esté en campo.

“La cicatriz molesta. No sé si duele. La verdad es que no tengo idea, eso es a lo mejor algo mucho más médico como para que yo dé una explicación. Lo esperaremos.” dijo el Tata en la última conferencia de prensa.

Palabras que contribuyen, al igual que este texto, a brindarle el debido reconocimiento al jugador y también (en este 25 de septiembre) a quienes estudian, trabajan y se desarrollan en el campo de la deportología.

En el siglo XX, con 969 partidos disputados, 757 goles convertidos, y centenas de patadas recibidas en casi 20 años de vida profesional y con 36 años de edad, hubiese sido casi imposible para Messi jugar once partidos en cuarenta y cuatro días y seguir siendo Messi.

Lionel Messi ha empujado de una manera increíble el límite natural de la competitividad deportiva en el futbol. Si Enrique Romero Brest viviese, estaría fascinado por los avances y el cambio de paradigma.

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