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"El estilo de España es el estilo del Barça". La frase corresponde nada más y nada menos que a Johann Cruyff, símbolo del Barcelona, pero también de la Naranja Mecánica, de aquella Holanda que dejó su sello en los '70 y cuya heredera, a pesar de las distancias temporales y futbolísticas, buscará llevarse la Copa del Mundo por primera vez en su historia. Al igual que España, claro.
Claro, la afirmación de Cruyff no se basa sólo en los nombres de esta selección española que dirige Vicente del Bosque, sino también en la forma de jugar de La Roja, que privilegia el fútbol rápido y de toque a ras del piso, a pesar que ayer encontró el camino de la victoria ante Alemania gracias a un cabezazo.
Ayer, ante Alemania, España salió a jugar con siete jugadores del Barcelona (Puyol, Piqué, Sergio Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Villa, recientemente incorporado por el conjunto catalán). Tal como lo hacen cada semana en el conjunto azulgrana, Xavi e Iniesta, manejaron la pelota, los tiempos y el trámite de un partido que se fue inclinando claramente en favor de los de Del Bosque.
Para Carles Rexach, otro símbolo del Barcelona y factor clave para que ese club contratara a Lionel Messi cuando aún era un adolescente de sólo 13 años, el seleccionado español salió a jugar con "el espíritu Barça: salir a por todas desde el primer minuto, independientemente del rival".
"La base azulgrana de la selección tiene mucha culpa del brillante triunfo logrado ayer ante una gran campeona, una gran selección como es la alemana", analizó Rexach en El Mundo Deportivo.
Para colmo fue Puyol, capitán del Barcelona, el encargado de darle el pase a la final a La Roja. El gol llegó de cabeza y tras un corner, una variante que no es especialidad ni del conjunto catalán ni del seleccionado español (aunque la jugada fue "made in Barça). Tan sólo una paradoja de un equipo que dominó claramente las acciones y que mereció ampliamente llegar a ese partido decisivo ante los holandeses.
