El parate obligado del fútbol por la pandemia se prestó para las entrevista descontracturadas fuera de agenda y una de las preguntas más repetidas a protagonistas de la historia de River y Boca y también ajenos al Superclásico apunta a si es peor descender o perder una final con tu clásico rival y la otra consulta más reiterada, esta ya más interna para los Millonarios compara la histórica final de la Copa Libertadores en Madrid de 2018 con la Copa Intercontinental lograda en Tokio en 1986, único título mundial en la historia del club. Sin embargo, Alejandro Montenegro se quedó con un tercer acontecimiento: el día que River dio la vuelta olímpica en La Bombonera.
"Más allá de que son dos situaciones muy particulares, a Madrid fuimos por los hechos lamentables que sucedieron porque tendríamos que haberlo jugado en nuestro estadio. Yo creo que igual hubiera tenido la misma relevancia de haberlo jugado en el Monumental donde estuve y era impresionante la cantidad de gente que había. Pero yo me quedo con otra cosa muy importante que no lo vas a ver vos, ni yo, ni nadie. No va a haber ningún plantel que dé la vuelta en la cancha de Boca. Ojalá se repita pero no creo que vuelva a ocurrir. Lo pongo por encima de todo", sorprendió el ex lateral izquierdo de aquel equipo multicampeón a Atilio Costa Febre en diálogo vía Instagram Live. El propio Lito había elegido la final del Santiago Bernabéu por haber tenido la suerte de estar presente para relatar el partido y reconoció que se lloró todo.
Aquel 6 de abril de 1986 la fiesta fue completa para River. Llegaba campeón al partido ante Boca en la Bombonera y luego de una charla en el vestuario, los jugadores decidieron dar la vuelta olímpica pese a las presiones recibidas de la Policía, de la AFA y desde distintos sectores políticos para evitar un gesto que para muchos podría considerarse como una provocación. Para ponerle la frutilla al postre, el equipo del Bambino Veira ganó 2-0 con dos goles del Beto Alonso, incluyendo el cabezazo inmortal con la pelota naranja.
Sobre la falta de reconocimiento para aquel plantel que 34 años después se mantiene como el único en la historia de River en ser campeón del mundo, Montenegro expresó su mirada: "Yo creo que sí es un equipo muy reconocido. El fútbol ha cambiado, la vida ha cambiado, la familia ya no va tanto a la cancha. El equipo del 86 ha dejado una huella muy grande y de pronto hay algunos jugadores que son más reconocidos que otros pero en definitiva a la historia no la va a poder torcer nadie. Yo, como jugador y hoy como entrenador, me siento muy identificado pero no necesito que la gente me identifique, no me interesa. Sé lo que fui como futbolista y lo más importante es que me rescaten a mí como persona", cerró el hoy DT de la séptima y octava división del club de Núñez.