Hace tiempo que no está Pep Guardiola. Ya van un par de temporadas sin el deleite de la MSN (Messi, Suárez, Neymar). Y sobre todo, ya van cuatro años en los que el Barcelona no puede pelear fuertemente en la Champions League, el título que verdaderamente les importa a todos los equipos grandes de Europa.
El conjunto catalán quedó eliminado en cuartos de final en tres ediciones consecutivas (en 2018 la Roma le dio vuelta la serie luego de estar 1-4 abajo), y ahora cayó en semifinales ante el Liverpool, tras haber ganado el partido de ida 3 a 0.
Pero Messi y compañía siguen deslumbrando en España, es cierto, donde son amos y señores de La Liga. Dato no menor, pero un tanto menos relevante si se tiene en cuenta que su máximo rival, el Real Madrid, es el que ganó las últimas tres Champions, haciendo historia y rompiendo récords.
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Hace tiempo que, a pesar de que Messi sigue maravillando y haciendo goles de todos los colores, el Barcelona no sólo no es el equipo imbatible que supo ser, sino que tampoco es ese que desfilaba en el campo de juego usando galera y bastón. Sin dudas, Ernesto Valverde es responsable de eso.
Sin embargo, al Barcelona se lo pondera más que al Real, que al Manchester City o que al mismo Liverpool, equipos que, algunos desde las victorias (para eso se juega al fútbol en el nivel profesional) y otros desde un juego ofensivo y vistoso, son claramente superiores a los catalanes.
¿Será que la memoria emotiva del gran team comandado por Guardiola prolonga la sensación de súper equipo?
¿Seremos nosotros, los argentinos, los que al deleitarnos con tener al mejor jugador del mundo, nos negamos a darle el lugar que merece Cristiano Ronaldo, Zidane y los otros integrantes de una camada ganadora del Real Madrid?
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¿Por qué todos siguen hablando de un gran Barcelona, cuando en realidad lleva años siendo un gran equipo, pero que ya no pelea en la élite europea como antes?
Tal vez la catastrófica caída del pasado martes comience a poner las cosas en su lugar. Quizás sea hora de ponderar solamente a sus individualidades, porque como equipo, el Barcelona, cada año desciende un escalón más.
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