Julio César Toresani será eternamente parte de un selecto grupo reducido de futbolistas que tuvieron el orgullo de vestir las camisetas de River y de Boca en distintas etapas de su carrera y aunque nunca fue su principal virtud, en ambos clubes convirtió goles que aún perduran en el recuerdo de todos los futboleros.
Surgido de las divisiones inferiores de Unión de Santa Fe y con un paso de una temporada por Instituto, el Huevo pegó el salto al fútbol grande cuando se incorporó a River en 1991 y de la mano de Daniel Passarella festejó tres títulos (Apertura 91, 93 y 94). En el segundo campeonato que logró, fue el autor del tanto con el que el Millonario igualó 1-1 con Argentinos Juniors en el Monumental en la última fecha que terminó de definir la historia.
Luego de volver a Santa Fe pero esta vez para vestir la camiseta de Colón y ganarse la antipatía de todos los tatengues, tuvo la chance de jugar en Boca y tampoco la desaprovechó. Aunque su paso fue más corto y menos exitoso, se dio el gusto de dejar su nombre en la historia al convertir uno de los dos goles con los que el Xeneize dirigido por el Bambino Veira se impuso 2-1 sobre River aquel histórico 25 de octubre de 1997 que marcó la despedida del fútbol profesional de Diego Armando Maradona.
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